Al limite y casi en el borde de la noche, de cara al sol, entre las gentes que cruzan afanosas las calles
Deambulan los miserables...
Indiferentes sobre los cuerpos tendidos, de bocas arenosas , llenas de sed y de lenguas resecas
Deambulan los miserables,los que no tienen rostro, los que se hayan tendidos en las aceras
Los que ya nadie ve.
Igual como fantasma urbano;
Escucho, suelo escuchar a veces en la cercanía de mi mente el afanoso diálogo, de un ser que me requiere...
De un ser que me exhorta a que lo escuche
Si,asi es quiere que lo lea y lo deje al descubierto,
Pero mi yo por fin se halla ausente, casi perdido, entre el límite de la ciudad, que lleva del amor a la muerte.
Pero danzan, los miserables en medio del rio de las calles ,
Y se hacen eco sus voces ante el ostentoso banquete de los poderosos,
De la misma manera que lo supefluo y banal suele idolatrar a su idolo.
De los libros salen las palabras y muchos creen inventarlas,solo las unen
Y de inmediato el gremio no se hace esperar.
becerro tras becerro, lamiendo el vaho de lo superfluo...
¿Entonces de dónde o quienes son los miserables?
( Elena Yocasta Marin)
Extraido de mi librito Silencio de Alas; Beatriz Morales E
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