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lunes, 20 de julio de 2020

INSTANTE









INSTANTE

Si por un instante, un solo instante al sonar de pronto una sonata
nuestras miradas se cruzaran como al roce de unos labios
y nos uniera suave un tintineó de algún cercano campanario.
nuestras miradas como en el roce de unos labios
de una luna o de un sol suave …
Como un tintineo de los dedos atravesando el aire
y solo se detuviera en las alas de muchas mariposas
eso sería como llegar al alba entretejida de un amor
por un instante, un solo instante nada más, de una mirada nacieran alas.
Transpasaría barreras, muros, calles, rascacielos finitos
Hasta quedarse detenido en aleros, entre ventanas y rejas
¡Ay! Campanas sonarían, en alegres melodías dispersas al calor elocuente de faroles, de gritos y algarabías
haciendo bulla el sol detrás de las montañas
Y en esa sonata de aquél piano este volaría infinito
al sonido único de los corazones…
De aquel piano ¿vos te acordas?
Si por un instante, un solo instante nada más... Tú
Entonces el griterío de grillos armaría una parranda
si por un instante, un solo instante tu...
Todo entonces se volvería un canto de pájaros
y al abrir los ojos parpadeantes
las auroras mirarían un oasis de frenéticas aguas
y temblando las estrellas descolgarían delicados arpegios
acurrucado un sol tibio arropará aquel momento de pianos y de guitarras...
Si por un instante, un solo instante...
Entonces te guardaría en la cofradía de ventanas
en plácidas mañanas en que tu serias yo
al pie de una cisterna al sencillo tributo a recogida
como pétalos en el rosal de aquella plenitud

Beatriz Elena Morales Estrada © Copyright

SILLAS BLANCAS


                                                      



                                                     SILLAS BLANCAS

Has tenido que adecuarte para esto.   Así que te has sentado frente  a unas sillas blancas, 
que incluso  podrían tener colores diferentes , ser coloridas , pero lo que tienen cada una de ellas,   es un letrero que dice; no sentarse.
 Pero yo me he sentado frente a las sillas blancas  y solitarias; mientras que arriba  recovecos de paredes, puertas y ventanas  dejan translucir    la luz  y así la vida,  va y viene,  viene y se va  como la respiración,  como el agua  esparcida  en las instancias   secretas ,  como los ojos que el cuerpo  traga,  hacia adentro,   siempre  hacia adentro y  a su vez hacía,  arriba en un giro lento de despedidas , como naciendo a otros  haberes,   que lo despojan de  vestiduras, como rasgando los lazos apretados de la existencia …
 Como un irse de  dejando  aún más solitarias las salas,  las puertas y las ventanas de las casas.  Dejando un vacío insomne  y desamparado de presencias.  Sí. Adentro,  naciendo  hacia un afuera,  que no se ve, pero que se capta  en  formas inesperadas  y   elocuentes en expresiones desbordadas de dedos, de   gotas que se hacen translucidas y lejanas, sin voz, sin pies hasta convertirse en vientos y murmullos de memorias…   
Y  si,   dialogo con las sillas,  que en este momento,  en este solo instante,  son mis compañeras.
Piedras hacen tropezar por doquier,  semblantes apurados  de pasos,  en frente de ellos árboles que se doblan  y caen derrotados. 
Caen,   otros se levantan y hay mudanzas de faz  y todo esto, solo es una señal de renovación.   Indagan,  preguntan  acerca de renovados  ardores. 
Susurran los silencios  como recintos y un sol  indeciso,  asoma como alegre, como breve estimulo,  que el tiempo orfebre de pieles,   establece como por una medida inexorable  de catarsis  en la memoria. 
Como insignificancias que se vuelven volátiles,  en alas o sobre alas frágiles de ensoñaciones y quizá,   hasta de bagatelas,  que se hacen  prioritarias en el aire  y son elevadas,  esparcidas en la suavidad  del viento.  Lo prioritario  se convierte o es convertido  en algo rutinario,   por los buitres que vadean en las butacas de las burocracias ineficaces  de procesos de nada.  Amén.
Si converso con las sillas    y estoy bien en el diálogo incesante  de las cosas. Es la voz secreta que indaga  y se pregunta, que acompaña…
Estoy bien como  espero que también, por allá, la noche trascienda sin ninguna novedad.


EN UN CAJÓN DE LATA


                      








EN UN CAJÓN DE LATA 

Como sombra vagando  hundida en el marasmo te hallas 
Buscando  sin hallar, queriendo volver a tus andadas,  pero ya nada será igual
¿Qué camino cogerás  conversaras con las sillas, los objetos,  las cosas,  como si fueran  personas?
¿Te elevaras como si fueras  nube,  mientras un viento húmedo zahiere tus narices?
Como sombra vagaras hundida en el marasmo del ayer.
 Volverás a tus andadas,  querrás volver
pero ya nada será igual…
Buscaras y no hallaras
¿Qué camino cogerás conversas con las sillas como si de otra persona se tratara te elevaras como si fueras viento, nube?
Veras que otras nubes pasajeras transitan los espacios
 Mientras  un  viento húmedo te  golpea  con insistencia
Irreverentes    surgen olores, alzándose
atravesando  el aire,  golpeando lugares   y envolviendo  transeúntes    desprevenidos,   como sombras  furtivas…
 Son sus rostros  dulces mascaras arrodilladas   ante la desesperanza 
Solo el poeta capta en su expresión más in tima
Los secretos del mapa de las cosas en sus  ires   y decires
¿Qué harás entonces caerás como sobre la yerba rendido?
No.   No caigas aunque el llanto arrobe tus mejillas
Y desprenda arroyos de lagunas blancas.
Guarda en un cajón  de lata incorruptible  tus expectativas y añoranzas
 Y  entonces  tal vez  encuentres  el secreto encanto del mapa de la vida.


Del origen de los mundos







Del  origen de los mundos

Anoche mientras pensaba  ocúrreme  lo siguiente;
y no sé, si fue porque en mi mente  pensaba en Dios
escuché   una voz  ¿No sé, si  dentro de mí? 
 Creo que sí;  que me  dijo: De la manera más natural;
tu  padre está lleno de sangre por todas partes. 
La frase es larga,  pero al oír,  fue cortísima,  suave.
Entonces respondí, tal cual, hablase  con alguien. 
Dije, sin dudar;  claro,  Jesucristo es mi padre…
Y me quede así,  tratando de dormir. 
Entonces,  pareciera ser,  que Dios me estuviese hablando adentro.
Fue cuando surgió esta idea, que fue  la manera como Él,   había creado el mundo.  
Me vi al comienzo de una espiral, yo era el punto,  desde donde esta comenzaba
allá en el espacio infinito.
Recuerda que también tú lo eres.
 Un planeta también lo es, en fin. 
Y en  el principio,   Dios creo  los mundos,  comenzando  en algún un punto  estable
   a su vez,   desplazable hacia todos los  lados
en todas las formas,   geométricamente posibles, 
y en lo que la  espiral avanza,  sin excluir, la línea recta del destino
que   en la sangre , como un fluido late.
Es también   la forma perfecta  de las cosas,
de los seres  y de  todos los mundos posibles, 
 de millares de  circunstancias o situaciones, 
bajo  de la multiplicidad de las formas todas. 
Recuerdo;  que me dije a mi misma,  me levantaré y lo escribiré;
 así no lo olvidare.
No obstante, el sueño me rindió.
 Al  despertar, ya ni siquiera,  me acordaba.
 Envuelta en las horas,  sintiéndome desierto,
sintiéndome árida y tipo cuatro de la tarde:  
dije;  señor háblame, muéstrame algo ;
así que,  abrí la Biblia y  apareció  allí,  el primer capítulo de Ezequiel;
  la espectacular visión  que este, tuvo de Dios.
¿Y qué de que me sirve eso?
 Pensara tú que lees. 
Pero si un malhechor,  pudiese robar la piedra preciosa,  de una estrella  enana lo haría
así mismo,  algunos malhechores,  querrán robar de Dios,  el misterio de la vida,
y contra  Él,   lucharan,  para sembrar  oscuridad…
Esto ha, desde el principio de los mundos. 
Más el  portento de Dios, no acabaran… 
  Uno de sus secretos a gritos,  es el amor. 
Y si,  aún  sigue bañado en sangre por doquier
¿Y tú te quejas?
Mira que: Esta  la primera letra del alfabeto,
la que desperdicias a menudo.
 Luego una tierra bajo el yugo  de la oscuridad.  
 Entonces llegan las espinas  y la sangre es derramada
esta es,  a su vez , elixir de vida.
 Luego la zarza encendida  hablara
¿La escucharas acaso?
¡Oh corazón desenfrenado!
Deja que introduzca en ti su mano,  
y  quizá veas y sientas tu corazón.  

Beatriz Elena morales Estrada © Copyright