Entradas populares

viernes, 10 de septiembre de 2021

Brevedades La rosa, la forma y la esencia




Brevedades

La rosa, la forma y la esencia 

 

Y si amas la rosa,  tus ojos,  se dejan caer sobre de  ella con ternura

Y si amas la rosa,  acaricias sus pétalos con ahínco, con fervor.  

Y la contemplas con tu mirada, como temiendo dañarla, hasta con el roce de tus dedos

La miras y para  ti,  es un prodigio sin comprender.

Y con suavidad tenue, tu mano se desliza y sientes,  el punzón de algo que rompe tus carnes. 

Y entonces  sueltas  la rosa con brusquedad,  asustado y herido y te concentras,  en la  gota de sangre que sale  de tu dedo.

Es decir,  solo piensas en ti, en tu afición, en tu ego.

Horrorizado   te miras  y  no te has dado cuenta, que has lanzado a la  rosa al suelo,  en donde luce ajada,  golpeada   y abandonada…

Tú, que temías hacerle daño ¿Acaso iluso no te has dado cuenta, que ya se lo has hecho, al lanzarla lejos de ti?

Porque si amas a la rosa, debes  aprender a amar   también sus espinas, son tan pequeñas…

¿Qué es una gotita  de sangre en tu dedo  comparado con  la belleza  de la rosa?

Es porque piensas,  que la perfección de la rosa esta,  es   en su forma,

pero la belleza de la rosa,  no solo está en su forma, sino también en su   esencia , en sus pétalos; en ello radica su perfección…

¿Iluso,  no te has detenido  a pensar que sin las espinas,  la rosa,  no es menos  perfecta?

Las espinas,  son parte de la perfecta armonía de la rosa…

La protege. 

He ahí, el secreto encanto de las cosas.

De manera tal,  que la rosa, en apariencia,  es solo la representación  de la forma, y la forma lo es, de lo multiforme.

 La forma misma, es lo frágil y más allá de lo visto o lo que representa, está  la esencia y la esencia es  Dios.

 Y que así como la imagen, que tus ojos contemplan,  es solo una  representación  del pensamiento;  así la rosa,  es solo,   la representación efímera de aquello,  que realmente es…

Pero un ser prosaico,  jamás se detendrá a pensar en estas cosas,  solo querrá desflorar  la rosa o destruirla  y ya.

Y quizá,  un ser culto ¿Pero qué tan culto? Mejor sería decir;  un ser sensible,  tierno,  se detenga a pensar en ello… Solo,  tal vez. 

Ni un poema   y menos  una prosa, definen lo que es perfecto, pero sí, es,   al menos,  un roce, una caricia,  que acerca la ternura…

Y que lleva a sentir la grande presencia y sí,  eso  es una rosa

 ¿Qué pues podrimos decir de ti humano cuya semejanza,  debería acercase a la de Él en tu hacer, en tus acciones? Pero lo niegas en su totalidad.  

Lleva la rosa en tu corazón,  te ayudara a encontrar tu verdadera esencia; pero  recuerda, que  no es la rosa, que  tan solo  es una forma,  de las formas,   y hay tantas formas, tantas, comenzando por ti y así,  en el otro, en los otros,  aprenderás a ver, esa magnífica presencia, que no se basa en lo aparente, o en lo intrascendente del momento;  sino  en  hallar   lo que realmente Es.

¡Quita tu ceguera y ve más! Mira más  allá de tu nariz.   

 

Beatriz Elena Morales© Estrada

 

 

 

sábado, 10 de julio de 2021

Quisiera



                                               

(Tango o balada o pop o...)

Quisiera 

Quisiera en esta tarde, en que la lluvia cae no cejar en mi empeño

de poder  ver un  rayito de   sol.

Quisiera en esta tarde  en que la lluvia cae,  vadear en los charcos

recuerdos de tu anhelo.

 En cada  anochecer palpitaban tus ojos, 

eran retoños  de estrellas que alegraban a mi alma. 

En estancias amenas,  puros cariños de ese nuestro  vivido amor.

Quisiera en esta tarde, en que la lluvia cae  vadear entre charcos  alegrías  aquellas. 

Tantos viejos recuerdos, que me traen amores  en especial el tuyo.

Quisiera en esta tarde, en que la calma vence toda aspereza  vieja,   

volver a recordar vadeando  en la lluvia los pasos que me  llevaban a ti. 

Nuestro cariño antaño,  caminando callejas que abrían las veredas de alegre festival. 

Suscitando  amores que abrían en ti,  tú  anhelo por mí. 

Quisiera en esta tarde,  vadeando en la lluvia,

con la ropa mojada,  propiciar ese encuentro

entre nosotros dos.

Si. Quisiera en esta tarde, en que la lluvia cae,

ver un rayito de sol. 

 

Beatriz Elena Morales Estrada © Copyright NARRACIONES

 

 

 

 

 

Callejón

 



Callejón

Un callejón sin salida, un bandoneón que no existe;

un amorío que acaba,  una penuria,  que  por fin, se  vaaaaa.

Callejón, viejo callejón,  donde en aquella esquina  solíamos ir.

Bajo un collado de estrellas,  conversábamos mirándonos;

mientras el cielo  caía y las  horas se iban livianas.

Un callejón, viejo callejón que ahora es un  cajón.

Y un bandoneón que acabó.

Un collado de estrellas que se quedó.

Y una  Medellín de  avenidas sin fin 

y  que pinto su cara de otro color. 

¡Atiéndeme!

 Quiero decirte algo, no es lo que tú  imaginas;

pero debemos hablar, para que entiendas que ese  amor  ya acabo y por más, 

que en mi pecho  quede   algún vestigio; ya no  podría  volver contigo;

dado que fue tanta la amargura que me hiciste beber.

Copas de cicuta para mí, tenías a borbotones.

Yo no quiero volver a lidiar con esas cosas.

¡Escúchame!

  Quiero decirte algo; ya no vuelvas nunca más; yo,  ya no te quiero,  ni querré nunca más.

Quiero salir del sangriento valle de lava en que me dejaste.

Me rompiste el  corazón; y te fuiste con la otra.

¡Sinvergüenza!  ¡Vagabundo!

Con el correr de los tiempos,  le harás  lo mismo a esa.

Lo mismo que me hiciste a mí.

 ¡Me vale!  ¡Me vale un pito tu traición! 

 Lo que hagas ahora.  Me tiene sin cuidado.

Ahora soy feliz.

 Canto y rio y hasta brinco de felicidad.

Callejón viejo callejón

 y un bandoneón que no existe y una  penuria que acaba

 y  una ciudad que cambio.

¡Callejón viejo callejón!

Beatriz Elena Morales Estrada © Copyright NARRACIONES


 

 

 

Vientecillo

 


Vientecillo

  Ya no hay nada y pareciera ser

que se evaporaron los sueños.

  Pero del suave sol matutino,

se desprenden dedos de viento.  

y  del árido sol,  el atardecer y de este, 

 la noche se suelta.

Si.  Como  una  dulce caricia,  para apaciguar los dolores del cuerpo y del alma.  

 Pero en otras, ella, se  despierta como pantera,  en contra de la vida.

Sin embargo,  del  suave sol matutino,  se desprenden dedos de viento.  

 Y del árido desierto  el tenue atardecer.

  Y  de este,  las estrellas    y luceros  se  descuelgan   como dejándose caer.

Es  como un dulce vientecillo   para apacentar quizá, los dolores del cuerpo y del alma.   

  Entonces revive la campiña,   donde reposan todos los sueños  y los anhelos.

Campiña verde, azul;  zumo del olivo,  indescriptible en su fragancia.

Arcoíris en el iris. 

Sumergido  se halla y    buscando  la   flor,   que como canela  palpita,  

el señor de los olivos. El  señor del azul  y del arcoíris.

 El señor fundador de las cosas, el que tiene el verdadero bastón.

Cuando la callada voz  de viento resuena  sobre la noche, se oyen

  como caballos avanzando,  como toques de  almohadas suaves sobre la hierba

 y la voz de Dios   como susurros,  sobre campiñas y sobre de almohadas.

Beatriz Elena Morales Estrada © Copyright NARRACIONES

 

 

Voz que canturrea

 


        Voz que canturrea

La voz del agua que canturrea

en los acantilados y en las húmedas  bocas

entre las grietas  de las manos 

y entre las greñas de cabelleras. 

Hay brisas de  hileras de dientes

 fragancias  de pechos desplazadas  allá y acá.

Hay brisas  greñudas  y  enlazadas,  juguetonas   allá y acá.

Pero no  crees que te amé con fervor de instancias.  

Volaron los pájaros  y llegaron inviernos.  

Y se nublaron  los ojos  durmiéndose los corazones

y las brisas de   cabellos  se desperdigaron en humaredas.

   lo  que estaba  entrelazado se fue para allá

y para acá cesaron   primaveras.

Pero no crees que te amé con fervor de instancias. 

Pero acá y allá  se ven nuevos colores.

  Nuevas  y fervorosas constancias. 

Se gestual iza el verbo y no cae la palabra. 

Está    me seduce y me invita a caminar leguas.  

Es  ella, mi nueva instancia ahora.

Allá y acá, no cesa  de  decir;  susúrrame, y habítame

hasta que se vuele el tejado.

Me lo dice  y a su vez de la mano me lleva.

Mientras el agua canturrea  entre oídas de oídos.  

Es la a voz del  viento  que acaricia.

Es mi consabida y siempre  fervorosa  amiga

que me deletrea  cada silba, con infinita gracia.

Es la voz que corre entre las líneas  de la escritura.

es el agua que canturrea   entre la febril sangre que circula.

               Beatriz Elena Morales Estrada © Copyright NARRACIONES

 

 

De memorias y pájaros

   


                       De memorias y pájaros   

Veo como un velo, que aprisiona tu rostro; quisiera rasgarlo con mis manos.  

¿No desearías tu quitártelo? 

En la lejanía,  la amarilla luna desciende como un ciclo   normal, que aún no se acaba.

 y el velo continua  y  tu cara se hace oscura.

 ¿Qué será aquello que la oscurece?   

Hay caras  rigorosamente  serias,  calladas y la lluvia cae, sobre del  pavimento, todo parece  esconder un silencio, que se haya acurrucado  en los bordelindes del agua.  

Todo es un fragmento del todo.

 Y sin embargo se  oye,   como un pequeño golpecito.  

 ¡Tan! ¡Tan! Hay un movimiento  de goteras y un  ave alza el vuelo.   

Y  más allá,   en la alborada explayada de los aconteceres,   hay un comienzo de estrellas.  

 Un claro de ellas, como un soliloquio de incógnitas o de amaneceres prodigiosos.

Entonces ese silencio  se hace  plenipotenciario,  como  de pecho alzado;  de  un amor inimaginable,  extraído del confín milenario  de un corazón.

 Y aquí mismo, aquí abajo,  la gota sigue golpeando delicadamente, sobre  el pavimento.

 Algunos pájaros  sacuden sus alas   como asustados y se alejan, pero otros permanecen inescrutables, mirando  para allá, al  el horizonte. 

Entonces  suena una voz; dijiste olvido y te arremangaste los pantalones, 

hasta más arriba de los tobillos.

 Después metiste  los pies dentro del   agua; en las charcas y  luego,  me miraste, tal cual,  como  si ya no existiera, tan solo en  la memoria perdida de las cosas.

Parecieras ser,  como si hubieses atrapado  un olvido en las alas de una mariposa.

El tiempo es un  vagón de memorias incógnitas,  de memorias olvidadas y reencontradas en un futuro estelar     de las   cosas  creadas.

Planeta póstumo,  de ires y venires; de decires y no decires.

Al final mis ojos,  se convierten o  son dos pájaros de alto vuelo,  que se   posan  allá,  entre las nubes viajeras.

Beatriz Elena Morales Estrada © Copyright NARRACIONES

 

 

miércoles, 9 de junio de 2021

He querido



He querido

He querido; porque he querido tanto hacer,

hacerte un único poema que te nombre.

Un poema que hambreado y sediento se haga cuerpo y sangre entre mis dientes

un poema que grite sin ambages tu nombre .

Porque es que he querido gritarlo a gritos…

He querido hacer, hacerte un poema único, que se haga lluvia,

sal entre mis dedos.

Un poema sí; un poema de noche entera,

de fuego intenso; de arco iris y de voces que susurren y que griten instancias tuyas

he querido , tan solo he querido que tus ojos,

en una sola mirada como prenda única

rasguen como alas la distancian y la rompan

y como una sola palabra, te detengas en el umbral mismo de mis pasos

y tu voz llamándome como una única fascinación que nos atrape.

Sí, he querido, he querido mucho hacer,

hacerte un único poema que te mire.

Y que sin ambages te nombre y gritarlo entero

entre los voces de palabras placenteras

Entre cosas enredadas de poemas.

Beatriz Elena Morales Elena © Copyright


Desestravios



  Desestravios

Como desde el fondo de un sueño

desde  todos mis    desaciertos o de los tuyos

desde  todos los olores que  la tierra abona

¡Oh  Mar!   ¡Oh Mar! Quizá me llamaras   un día, un día… 

Poco antes de que se vuelvan  polilla todos mis huesos

antes  de que un vaho expire por mis venas.  

Podría ser que este en un  monte alto, pero al alcance de tus aguas 

 o talvez estaré colgada de un arco iris a la vista de tus ojos

 ¡Oh  Mar!   ¡Oh Mar! Mar querido ojalá,  me llamaras ahora

como desde el centro de tu ombligo, 

y antes que dejen de humear las chimeneas

y las estalactitas azules se derrumben en mi vientre.

Como desde el fondo de un sueño  te miro

más ahora quiero oler el verde de tu casa

y caminar contigo por caminos de estrellas titilantes

y extasiarme con olores de ámbar.

Y  guardar en un cofrecito de esas piedrecillas nuestro  secreto de amar.

Pero dese lejos te siento ¡Oh  Mar!   ¡Oh Mar!

Y apenas si te veo, apenas si te toco, apenas si te rozo. 

Más como un vendaval  quisiera ser para inundarte, sacudirte,  

sacarte de tus  condominios de  quietud,  y derribarte.

Pero tan solo de ti, me llega una neblina gris,  que  a duras penas si me deja verte

un enjambre de avispas que apenas si  me lanzan  su  volátil picadura 

Y es el viento, ventisca helada quien me arrebata tu único acierto, incierto. 

mientras en mis desestravios   de ti

¡Oh  Mar!   ¡Oh Mar! Mis huesos y este poema,  se han ido convertido ya,  en polvo vegetal polilla de los días, sobre los días y nada más. 

  ¡Oh  Mar!   ¡Oh Mar! Querido Mar.

Beatriz Elena Morales Elena © Copyright

 

viernes, 4 de junio de 2021

Tan solo una canción


             Tan solo una canción

 


(Tango o balada o pop o... )

Quisiera en esta tarde, en que la lluvia cae no cejar en mi empeño

de poder  ver un  rayito de   sol.

Quisiera en esta tarde  en que la lluvia cae,  vadear en los charcos

recuerdos de tu anhelo.

 En cada  anochecer palpitaban tus ojos, 

eran retoños  de estrellas que alegraban a mi alma. 

En estancias amenas,  puros cariños de ese nuestro  vivido amor.

Quisiera en esta tarde, en que la lluvia cae  vadear entre charcos  alegrías  aquellas. 

Tantos viejos recuerdos, que me traen amores  en especial el tuyo.

Quisiera en esta tarde, en que la calma vence toda aspereza  vieja,   

volver a recordar vadeando,  en la lluvia los pasos que me  llevaban a ti. 

Nuestro cariño antaño,  caminando callejas que abrían las veredas de alegre festival. 

Suscitando  amores que abrían en ti,  tú  anhelo por mí. 

Quisiera en esta tarde,  vadeando en la lluvia,

con la ropa mojada,  propiciar ese encuentro

entre nosotros dos.

Si. Quisiera en esta tarde, en que la lluvia cae,

ver un rayito de sol. 


 Beatriz Elena Morales Elena © Copyright

 


viernes, 23 de abril de 2021

Día de la tierra

 

Este cuadro se llama : La voz


                       Día de la tierra 

Ayer de seguro,  algunos celebraron ese día

pero otro solo vio,  quizá una ola,

más no el mar derramándose  con  bravía fuerza

más que los anhelos de una  tierra nueva

deberías  ver,  que  las endógenas fuerzas destructoras se han levantada  ya

Sí; las que todos nosotros hemos despertado. 

Cansada quizá de decir siempre lo  mismo ¿Para qué?

 Para que  indiferente sigas orinando en el andén de tu casa

y haciendo de esta,  el sanitario de tu inmundicia …

¡Haaaaaaaaaaa!  Pero no es solo eso,  a tu  al rededor,   mira y veras 

¡Mira!  ¡Mira! La vida se está agotando, se está extinguiendo

 y tú sigues matándola  ¿Por qué la matas? 

No mates  la  vida, NO, MEJOR TOMATE  UN   CAFÉ O UN MATE O

SIEMBRA TOMATES.

¿Pero por qué? ¿Te pregunto,  por qué cortas los árboles  y matas a los  animales?

¿Por qué?

¿Porque porqueeeeeeeeeeeeeee   destruyes  a la naturaleza? 

Tan bonita  y útil que es ; no solo  adorna tu casa , la  tierra;  sino que la  hace fresca  y habitable y más , mucho más . Tendría tantos  ¿Por qué  para ti?

Pero a ti, te importa un pito,  NI SIQUIERA VES.

 Sigues  viviendo de las apariencias, juzgando a los demás,  por su  mero porte o traje.

¿No ves que la vida  se muere  y que el mar se desborda  y que las montañas se derrumban  y que las aguas DE LAS AGUAS,  EN CUALQUIER M OMENTO CAERAN SOBR E NUESTRA  TUPIDA CABELLERA  O  SOBRE  NUESTRA  CABEZAS HUECA?

¿De dónde sacaras el agua para saciar tu sed  Pregunto?

Y el obre verdadero derramándose…

Si.  Ayer fue el día de la tierra  ¿Solo ayer?

Sacude tu cabeza  ya, ¡Hazlo ahora!

Beatriz Elena Morales Estrada© Copyright

miércoles, 14 de abril de 2021

Diálogos con la sombra




Beatriz Elena Morales Estrada© Copyright

 

Diálogos con la sombra

 

Alcides, entrando a los jardines del palacio terrenal.

Poniacenia  desde lejos pregunta.

¿Vienes  o vas? 

¿Eres portador de buenas noticias?

 ¿O qué  traes en tus manos que veo plumas como aves?

Alcides

Solo sé que he venido desde el otro lado de la luna,  donde el tiempo se hace incólume o se eterniza en la punta de los  dedos.

 

Poniacenia

¡Oh por Dios!    Veo que solo eres u n soñador de mundos.

 

Alcides

Es el parir… 

Son como  constelaciones de fuego o un mar de tristeza, que pareciera ser,  desconcierta.

 

Poniacenia

  Y una laguna húmeda y humectada   germen de vida;  serpentea dentro,  voraz como boca sedienta  y es cuando el abecedario y los túneles de mí ser, son penetrados por el aire, dando  comienzo a la vida. 

 

 Alcides

 ¡Oh desdicha de las desdichas!

 ¿Qué tiempos son estos que nos ha tocado vivir?  

 

Poniacenia

Vivimos   un eterno  tiempo; sin talamos, sin sol, sin luna y sin estrellas.

En una incertidumbre,  que cada día pareciera ser,  se vuelve congoja.

 

Alcides  

Es cierto pareciera ser que declina el labio,   como declina la tarde. 

 

 Poniacenia

Tal parece  que cae la boca como cae la noche.

Si. Cae el telón y a veces entramos como en un marasmo; como en incógnitas encrucijadas,   que nos detienen  sin detenernos.

 

Alcides

Un rio, un rio corre en nuestra cotidianidad   y no lo vemos, pero si lo  sentimos.

Poniacenia

La noche que  estamos viviendo me trae   del pelo y el pelo me trae   de entre la noche.

Alcides

Y hasta   parece  que hay  un desfile de funestas miradas… Sí.  

 

Poniacenia

Nuestro tiempo es como el lomo de un caballo

 por fuerzas endógenas y exógenas agitado.

 De movimientos trémulos y hasta  pendencieros.


Alcides

 Labrado quizá,  en el taller del mejor  o peor orfebre.  

 También como  madera  fina y delicada.

 

Poniacenia

Del mejor orfebre,  Alcides, dado que es templanza para el espíritu.


Alcides

 

Nuestro   tiempo es como un viento  fuerte

que va esparciendo llamas incendiarias.

Poniacenia

 Es como una vía láctea a punto de dispersarse,  expandiéndose, y  a punto de desintegrarse.


Alcides

 Cómo un  planeta,   cuyo aire se está cociendo a fuego medio

 por   dentro,  por fuera,   en el espacio, apurado por fuerzas móviles.


Poniacenia

, cuyo vacío es inexorable,  en frente a un planeta gigante.

Es el mismo vacío que genera en nuestros huesos ansiedad y dudas. 

Alcides 

También yo he sentido el filo puntiagudo de un puñal, 

  la daga de una cruenta realidad atravesarme la garganta.

Poniacenia

Yo por mi parte, he sentido que  en un candor de almas,  se regocija el cielo…

Alcides

Se regocija el cielo,  pero hay temor en nuestro  mundo.

Yo por mi parte he visto  soles y lunas desplomarse entre mis manos, vestigios de submundos  interiores que parecieran ser,   se deslizan  de entre los dedos.

Poniacenia

¿Qué mundos extraños y desconocidos son esos,  de los que hablas y de  una belleza tan aterradora como sublime?

¿Tal Vez   son parte de un organismo vivo?

Alcides

 Quizá… No lo  sé.

Frágil armadura, que por ser tan frágil,  lleva en si la   ternura,

     arropan   no obstante en sí, al ser. 

Fundan   en su fragilidad el mundo,  toda creación y toda cosa.

 

Poniacenia

Y en parajes arcaicos,   donde subyaces  como en un ensueño,

esperas  que una mano pródiga,  pinte tu cuerpo desnudo

 y lo bañe con flores de azahares.

 

Alcides

¡Oh!  Y tu  alma en vuelo  padece y  anhelas que sean  purificados  tus recintos,  para que puedas brotar como flor de loto.

Poniacenia

 

Las flores  vivas se marchitan,  mientras  mis pensamientos están en el aire,  desgastada ante el intento suicida  de mi memoria.

 

Alcides

Delirante y con los ojos desorbitados cual loco en frenesí,

también como con asombro; así mirando, casi  con las órbitas salidas,  mirando,  siempre mirando,  absorto , casi con frenesí.  Te veo.

Veo tu mano aferrada a la chambrana, con fuerza,  con vigor,  segura de ti misma; sin temor al vértigo, sin temor a la caída,  sin envidia de nada, sin temor  del vacío.

 

Poniacenia

Si. Es  porque allí veo  el estanque azul, el

lago secreto.

El estanque de los peces dorados.

La levedad de las plumas.

 

Alcides

El vino de tu boca, 

cabellos como terciopelo

tu rosa trae espinas,  rompiendo la noche  me hace desvariar.

 

 Poniacenia

 

Deshojando margaritas,  

como flor de los mares

aquietada  unas veces,

  sosegada  otras,

 intempestiva, o  melancólica,

apartada en la sagrada morada de los dioses. 

 

Alcides

Siempre persiguiendo mariposas,

siempre  en la cumbre de la noche.

 

Poniacenia

 

Noctámbula, casi perdida

en la soledad infinita,  en el aislamiento total.

Sola en un cuarto, sola y allí  fue,  en donde descubrí que realmente

las cosas son terribles en  la vida.  

Noctambula, sí.

 

Alcides

En cambio yo  podría dar a mi alma  el vuelo que quiere; ni la muerte, ni nada,  me hará desistir,  tengo alas muy blancas, que  ni la guerra,  ni la peste, ni la humillación, ni el desdén me harán desistir.

 

Poniacenia

 

A veces; hay ciertas cosas que  no valen  la pena. 

 Los hombres mueren, las naciones viven, los poderosos  se atrincheran. Se ocultan. 

Las naciones se van unas contra otras, los pueblos mueren.

  No mueras tú.

No pierdas  el origen de ti  mismo.

 

  Alcides

No me perderá el agujero de tu boca,

 no me tragara  el  abismo de tus ojos.

 

 Poniacenia

 

  Ni la sombra solar,  que de tu presencia surge, 

no opacaran mis ojos,  tu supuesta  luz.  

Esa que irradias, no apagaras mi sonrisa

Ahora no. No   durante la Pandemia.

 

Alcides

 La pandemia  no nos opacara

Ni quitará el brillo de los ojos.

 No abra bruma en ellos.

 

Poniacenia

¡Date prisa!    ¡Ven!

A coro:  Poniacenia  y Alcides

 

  ¡No mueras tú!

  ¡Date prisa  Ven! 

 

Beatriz Elena Morales Estrada© Copyright