Callejón
Un callejón
sin salida, un bandoneón que no existe;
un amorío
que acaba, una penuria, que
por fin, se vaaaaa.
Callejón,
viejo callejón, donde en aquella
esquina solíamos ir.
Bajo un
collado de estrellas, conversábamos
mirándonos;
mientras el
cielo caía y las horas se iban livianas.
Un
callejón, viejo callejón que ahora es un
cajón.
Y un
bandoneón que acabó.
Un collado
de estrellas que se quedó.
Y una Medellín de
avenidas sin fin
y que pinto su cara de otro color.
¡Atiéndeme!
Quiero decirte algo, no es lo que tú imaginas;
pero
debemos hablar, para que entiendas que ese
amor ya acabo y por más,
que en mi
pecho quede algún vestigio; ya no podría
volver contigo;
dado que
fue tanta la amargura que me hiciste beber.
Copas de
cicuta para mí, tenías a borbotones.
Yo no
quiero volver a lidiar con esas cosas.
¡Escúchame!
Quiero decirte algo; ya no vuelvas nunca más;
yo, ya no te quiero, ni querré nunca más.
Quiero
salir del sangriento valle de lava en que me dejaste.
Me rompiste
el corazón; y te fuiste con la otra.
¡Sinvergüenza! ¡Vagabundo!
Con el
correr de los tiempos, le harás lo mismo a esa.
Lo mismo
que me hiciste a mí.
¡Me vale!
¡Me vale un pito tu traición!
Lo que hagas ahora. Me tiene sin cuidado.
Ahora soy
feliz.
Canto y rio y hasta brinco de felicidad.
Callejón
viejo callejón
y un bandoneón que no existe y una penuria que acaba
y una
ciudad que cambio.
¡Callejón viejo callejón!
Beatriz Elena Morales Estrada © Copyright
NARRACIONES
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