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sábado, 19 de marzo de 2016

BREVEDADES




      BREVEDADES

Esos breves instantes, momentos
ratitos en que me acuerdo de vos
llevo tanto, tanto tiempo sin pensarte
que cuando noticias tuyas tengo
bien sea en el periódico que leo
o en algo que publicaste
al segundo siento que se me desborda
un cauce y me asaltan  un sentimiento
situándome en una  encrucijada 
esos breves momentos
en que me acuerdo de ti
llevo tanto,  tanto tiempo sin volverte a ver
que al ver tu noticia en el periódico
parece que vuelve a salir el sol, solecito
cuando me acuerdo de ti…

Beatriz Elena reservados © Derechos todos

YO PIENSO QUE






                                                 YO PIENSO QUE

Yo pienso que vendrá  un  tiempo; en que la humanidad, se hundirá en su fondo, tocara el piso de la fosa  y pienso,  que tendrá que revaluar su situación   y preguntarse   ¿A dónde hemos caído?  Y pienso que vendrá un tiempo aún más difícil, de dura situación; pero recuerda hermano cual es el origen de las estrellas. 
Y si lo recuerdas así, sabrás,  cual es también tu origen…
Recuerda entonces,  de dar la mano, de mirar al cielo  y de decir su nombre; acuérdate de nombrarlo. De perdonarlo todo y volver a perdonarlo,  de dar la mano y ofrecer tu gesto amable. 
De mirar de frente y de alzar  los ojos para sembrar esperanza.
dar amor y ofrecer tu mano.
Eso es hermano.

CANCIÓN:
Yo pienso que vendrá un tiempo  
en que la humanidad,
se hundirá en un caos
y caerá en su fondo
tocará el piso de la fosa
y pienso;
que tendrá que revaluar su situación
y preguntarse
¿A dónde hemos caído?
¿A dónde hemos llegado?
 Y pienso que vendrá un tiempo aún más difícil
 de dura situación
más dura aun.  
Pero recuerda hermano
cuál es el origen de las estrellas
y si lo recuerdas así;  sabrás también
sabrás cuál es tu origen
esto hará, eso hará
que se refresque tu memoria
recuerda entonces de dar la mano
 recuerda de mirar al cielo
y de elevar en tu alma una oración
recuerda de decir su nombre
y de nombrarlo.
Recuerda de perdonar y de volver a perdonar
  de dar tu mano y de ofrecer tu gesto amable
Un gesto querible…
Recuerda de mirar de frente
de alzar tus ojos solo para dar esperanza
no seas como aquellos
que viendo el barco hundirse
y en los extramuros de su maldad
se vuelven en contra de su creador
eso es hermano, yo pienso que (Bis)  
Beatriz Elena reservados © Derechos todos

HORIZONTE






HORIZONTE

Los dedos de la aurora
descorren en su andar caminos
en leves movimientos
 el sentimiento  quema
y las cosas se revierten en nubes
estas se desparraman como sueños
como gotitas de agua sobre de la almohada
así sin los sueños, ellos se componen de nubes
 fundan sueños sobre la almohada
en tanto se despliegan alas
y atraves de las pupilas se miran los ojos
entonces se desfogan las aves
y el sol solecito rayito chiquito
hace eco en los aleros
y en levedad se coloca sobre mi ventana
haciendo que el silencio se inunde de ruiditos
alegre sonsonete…
cuando los ojos miran alegres
las nubes se revierten en gotas  y gotitas
es la aura amplia en su visión de solar
y hasta mi ventana llega
fundando el horizonte

Beatriz Elena reservados © Derechos todos

viernes, 18 de marzo de 2016

LA CIUDAD Y YO







LA CIUDAD Y YO


ODISEA DE UNA  AGONIZANTE   
(¿UNA PESADILLA QUE SE ESTA HACIENDO REALIDAD?)
En la mañana,  antes de salir para allá, para el hospital,  me urgió escribir estas palabras;
 Ver las hojas caer
Intangibles en su caída
es ver como se rompen los días del calendario
a veces como fardos ostensibles
mientras la vida se deslíe como agua
en rutinas entreveradas de desidias
con días soleados como veranos infinitos
pero  ¡sabed bien!
 que en lo infinito esta lo finito a punto
a punto de estallar como un crepúsculo
o de caer en modo vertical y perderse en el silencio
Sin embargo una voz en mi interior,   me dijo;  apresúrate,  vete para allá, rápido.
  Lo hice con  la mayor rapidez, con la que podía  hacerlo.
Si,  y cuando llegue estaba su nieto Alexander  y note que él,  no se quería  ir y le  daba besos   y más  besos a la abuela; entonces yo le dije   (¿Cómo podía saberlo?)
 La verdad,  es que uno  sabe  y  no sabe , tremenda paradoja; para que descansara y  tuviera  fuerzas para regresar en la tarde,  que se fuera a dormir; esto,  me lo recriminaría  después,  frente al horno,  en donde la habían  acabado de cremar, si ve,  usted me dijo que me fuera;  y yo no quería  y yo le dije ¿cómo podía saberlo? Ambos lloramos duro,  muy  duro;   y nos abrazamos,  la mayoría de las gentes se habían ido ya.
Y si,  recuerdo como ese día,  en las horas de la mañana,  yo había acudido al hospital para estar con la abuela,   hasta las horas de la tarde; ya llevaba un mes largo allí y sus dolores nunca se le habían quitado; siempre estuve a su lado, pero cuando se la llevaron  para cuidados intensivos, la  deje sola, supuse que  la iban  a tratar mejor y como allá,  ya no necesitan acompañante,   y además no dejan,  que nadie  se quede con el paciente; me relaje  un poco; me alegre por  el cambio, supuse,  (esa manía de suponer) ; que era,  para algo bueno. Algo bueno para ella.
  Las visitas eran,  (son)  entre las dos y cinco de la tarde todos los días ; recuerdo que fui ; antes de entrar,  había que lavarse  y desinfectarse  muy bien las manos para entrar; ese mero hecho , le hace pensar a uno, que los cuidados son realmente efectivos, se entra y cada cubículo,  es para un solo paciente; entre donde  ella,  la tenían amarrada a la cama, con medias de esas   elásticas, que porque,  ella molestaba mucho y que para que no se cayera, a pesar de que eran camas de hospital y claro,  es que la pobre no se hallaba en una sola posición , note que su voz había envejecido, estaba boca arriba; pero me reconoció, de inmediato,  dijo mi nombre ; me suplico y suplico,  que la moviera y realmente  quise hacerlo ; le quite esas medias que le sostenían las muñecas a cada lado  y  en esas,  entro una señora , un enfermera   ¿ Y me dijo que está haciendo? Le dije voy a moverla,   porque ella está  muy incómoda;  señora,  es que nosotros la movemos; le recuerdo,  le dije,  que la  paciente tiene derecho a que se le cambie de posición, porque no puede permanecer   siempre de  la misma  manera todo el tiempo.
 Y lo hacemos, pero es que ella es muy cansona y no se aguanta  de un solo lado; o si no, mire como tiene la piel de sana, es que nosotros le echamos las cremas que le trajeron para que no se le hagan llagas.
 Le dije;  porque no me ayuda a moverla,  ¿para que la  va mover? déjela   así,  después nos la cobran  es a nosotros,   y la pobre Rita quejándose de dolor.
La repelentona,   se fue  y vi a  una enfermera   jovencita a, supuse que era nueva, porque se mostró formalita y con una  sonrisa dulce,  me dijo,  dígale  a la enfermera feje, porque  yo no puedo,  me  regañan; esto era,  en el cuarto piso de cuidados intensivos; así que al ver,  los ruegos de Rita; ayúdeme,  muévame  ¿sí ? o  voltéeme de lado. 
  Como estaba pesadita, la verdad,  yo no podía moverla sola, entonces me dirijo a buscar a la enfermera feje, hay mismo estaba, a unos paso más allá y le explique y me dijo; a no, es que ella ya está muy aliviada, ella  ya puede caminar sola, nosotros ya la pusimos a caminar; la pobre, ciega y tan pesada y tan enferma no podía  dar un paso solita, eso era más que evidente.
 Entonces,  me dijo es tanto,  que a ella la vamos a volver a mandar al segundo piso, a donde estaba antes, ya le vamos a dar de alta.
En esas llego,  Milena y Alexander los nietos  de ella y era muy importante que hablara con ellos,  así que la repelentona,  volvió a reaparecer y me dijo; pero salgase usted señora, no quedo de otra, tuvo que repetírmelo en dos veces y no quedo de otra.
 Y así fue,  que viendo a Rita,  en esa mañana del sábado,  acostada sobre una cama dañada, porque  la palanca no funcionaba y ella que no se hallaba  y uno no la podía sentar o subirle la cama;  fui a buscar a la enfermera jefe, ya no del cuarto piso, sino del segundo; y me dijo muy formal;  es que lo que,  pasa , es que a ella,  ya le tenemos una cama buena; no la hemos pasado,  porque la habitación está recién pintada; es la de allá, vaya y vera y hasta me pusieron a elegir  la cama,  que quisiera para ella;  la habitación de dos camas,  estaba en efecto,  recién pintada  y se hallaba sola;  por el contrario,  en donde  estábamos había otra paciente.
Me involucre demasiado con ella y no paro de pensar.
Tengo esas imágenes en la mente,  a esa enfermera con una sonda y un tubo,    que se podía oprimir y lanzar aire dentro de la persona y por la boca; yo supongo que dentro del   corazón; si,  creo que era una jeringa grande y le pregunté ¿eso para qué es?  Y ella  me decía,  es para sacarle el líquido.
  Fue así  y no fue así;  bueno es lo que creo,  ya que,  entre más tengo esa visión en mi mente, entre más re- pienso  eso, creo que ya,   estaba todo planeado;    le trato y de hecho lo hizo, meterle una sonda en la nariz.
Fue una tortura para la abuela y como no le funciono,  se la metió por la boca y de inmediato ella vomito; de hecho toca decir que había estado vomitando, incluso antes de eso.  Ese  hecho duro, unos minutos o más, quizá 20  minutos, en fin,   una eternidad semejante “tortura”.
 Yo suplicaba;  señor no la dejes sufrir  y cerraba los ojos,  para no mirar; pero como era  la primera vez, que yo veía que le colocaban una sonda y además, que ya la  habían colocado  antes;  conservaba la esperanza  de que, con eso la iban a ayudar.
  Y ya que forzaron la entrada, porque ella, no les aguanto eso y sin embargo continuaron, por la  boca;  sé que sufrió en ese instante  más que antes;  la llamé,  Rita y ella movió los labios,  para contestar  y eso fue todo.
Y pensar que unas horas antes; ese enfermero,  que ayudo  a hacerle eso; había regañado a Rita;  ella quería bañarse y al verla en su estado; que  estaba tan pesada,   le dije,  no la llevemos al baño, no la torturemos más; dije eso; pero hay mismo,  pensé en ella y le pregunte ¿o usted quiere bañarse doña Rita? Y ella me dijo que sí; todo el tiempo estuvo consiente de todo, de mi nombre; pero la pobre no se hallaba, ni de este lado ni del otro y con una sonda  y otra que le llegaba como por el cuello; la pobre tenía morados por todas partes,  de esos chuzones  con agujas, jeringas   y pues  decidimos bañarla en la cama y  la pobre,  tenía que acudir  a alguien,  para que la ayudara  a moverse,  sola no podía y llega  ese  hombre y le dice con un grito, ofuscado, pero ayúdese pues,  doña Rita, me quede paralizada, no reaccione; porque ella,  en su humildad  dijo, bueno mijo y yo le dije,  tranquila doña Rita, y es que escribiendo esto,  todavía se me vienen las lágrimas, y se  me hace  tremendo nudo en la garganta.
  El enfermero que  acompañaba  a la  enfermera  feje ;  dijo  escuchar  algo,  y muy seguro ; acertó con la cabeza , ante las preguntas de la enfermera ,  ¿de que  si estaba escuchando?  Porque tenía un aparato puesto en sus oídos. Pero cuando eso sucedía,  Rita no se movía,  para nada. ¿Era tanta la frialdad de estos enfermeros?
 Y le dijo a su acompañante, si, ya, ya entro; es posible,  pienso yo, aunque no lo sé,  con certeza,   que eso le causara,   un paro cardiaco a la abuela.
 De todas formas,  la abuela estaba muy deteriorada   y todo, su corazón.
Meses atrás,  el médico internista; le había dicho que debería tomar Ribaroxosdoo  y que no las podía interrumpir, pero en esa tal farmacia llamada cohan; no siempre  se le la daban,  y se la interrumpían  a cada rato, dizque porque era medicina no post, la última  vez que fui, me dijeron ya,  tiene  que esperar  hasta febrero,  que se monten  los políticos ,  a ver ellos que hacen; eso me dijo una de esas mujeres, en fin…
Este es el sistema.
 Ya ella venía muy mal,  antes de ser hospitalizada,  tanto sufrimiento. 
Antes de eso, unos segundos  antes, ella,  estaba todavía muy consciente de todo, pero cuando le colocaron esas sondas se quedó quieta como muerta,  en el momento de hacer ese procedimiento y al ver semejante” tortura”,  pensé en decirles  no , no la torturen  más;  la puerta de la habitación recién pintada estaba abierta, la enfermera que  en días anteriores,   no había  sido, como tan amable; es decir como lo fue ese sábado,  veintisiete  de febrero,  en las horas de la mañana y hasta esa hora;  que eran más o  menos  entre las dos  y tres de la tarde,  hora en la que murió mi amiga,  la abuela; entonces  me ordeno,  ya,  en un  tono de voz fuertecito, cierre la puerta señora y luego me saco,  de la habitación diciéndome;  vaya llame a una auxiliar para que llame al médico que está en la sala 2 .
 El doctor   me conocía; desde el momento en que estábamos en urgencias,  ya que me veía siempre con ella y estaba sentado en compañía de otras enfermeras  y otra doctora; y le dije doctor;  ¿que si  puede ir al a ver  a la señora Ana? Me miro de un modo que no alcanzo a comprender, deduje, que quizá era,   porque se lo iba a desacomodar, me miro de arriba abajo, pero fue cuidadoso y se levantó al mismo tiempo, que la otra médico;  casi siempre no actúan así;  porque dicen que están muy ocupados y responden;  dentro de un rato pasamos a verla, pero no lo hacen de inmediato.
 Parecía como si ya supieran que los iba a llamar;  todo esto,  puede ser conjetura, solo conjeturas.
 El caso,  es que en el instante no caí, en cuanta de nada; de lo que acaecía  ante mis ojos,  porque ante los acontecimientos fortuitos y mi preocupación por ella, por mi amiga; uno no capta las cosas,  hasta mucho después que suceden.
 Allí pude comprobar de manera tangible y una vez más,  la fragilidad de la vida. Zúas, como un soplo de viento, que no se nota y ya…
Pero que deja hondos dolores.
 Es que hacía unos segundos  antes,  me estaba llamando con mi nombre  ¿ayúdeme si? Y me había dicho en cuanto supo que había llegado; estoy contenta porque usted está aquí mija, se sentía segura conmigo, confiaba en mí y en el trascurrir de las minutas el desespero, era tanto que me suplico fulana,  acuéstese aquí  al lado mío, a su nieto también,  le había dicho mismo la noche anterior, confiaba en mí,  pero no,  como,  para  pedirme eso y es que,  de seguro su soledad,  era tan grande, el deseo de sentir un abrazo o sentir el cariño de alguien, de seguro la soledad  es algo muy  verraco y sobre todo,  en cercanías de la indeseada, porque sé,  que ella lucho y resistió hasta el último momento. Quería vivir. Lo sé.  Además ya,  había recobrado el vigor habitual o de su voz.
El doctor, el profesor como  le decían los otros médicos,  pasaron  a verla y entre ellos,  se dijeron,  si,  está muy hipterica.
 ¿Muy qué? Pregunté;  Hipterica, muy amarilla,  me explico  y el otro me dijo,  lo siguiente;  es que a  ella se le complico todo,  con una neumonía, esa sí, se la pegaron aquí,  en el hospital, ya que tanto nosotros,  los enfermos y las personas,  que vienen  a un hospital,  están expuestas a  que se les  pegue cualquier  cosa, bacteria.  Claro,  pensé eso debió  haber  sido en cuidados intensivos  y ese  frio,  que se siente en esos cubículos.
 Luego  este, dijo algo tan volátil y vi cómo se rio,  un poco  como burlón; pero la verdad que fue,  como un trabalenguas; porque nunca supe,  que era, lo mire  intrigada y seria, muy seria   le dije ¿Qué?  Él estaba mirando a doña Rita,  cuando dijo eso, pero al instante cambio su expresión; mire al profesor, al médico,  que los dirige  a ellos, pero  estaba serio.
Se fueron.  En  el trascurso, vino  otro, un hombre vestido de azul, también ya lo conocía;  estaba amable, quizá más de lo  usual y me dijo,  a ella ya le vamos a mermar  el oxígeno, porque ella,  ya no necesita tanto,  ella ya está mucho mejor.
 ¡Por Dios! Pienso en eso ahora.
Se fue y era imprescindible,  que pudiéramos,   sentar a Rita, ya que ella,  quedaba muy bajita, derecha, de espaldas  y yo trataba,  de hacer lo que mejor podía y la volteé  y me di cuenta, que estaba  con llagas en las espaldas, le habían puesto vendas y dije;  eso seguro le dio,  por estar  en la misma posición y yo,  que les dije a esas  enfermeras  de cuidados intensivos ; al oírme , Doña Rita me dijo;  y me regañaban y todo…  
Volví a  insistir, para que le dieran  una cama buena y de nuevo la enferma con tono  amble me dijo ; estoy esperando que vengan los camilleros; pude  ver a la enfermera decirle,  al hombre de azul, que si le ayudaba  a pasarla  a la otra habitación, este,  no dijo nada  y se quedó pensativo, doña Rita me llamaba y yo acudía   y le decía tranquila;  que ya la van a pasar,  para otra cama y hay  si la voy  a poder sentar.
Llegaron los camilleros y eran tres y pude ver la cara de uno de ellos, se le notaba  como un malestar, no propio, sino como cuando,  uno sabe que tiene, que hacer algo que no le agrada y cuando yo pasaba las cosas, para la otra habitación,   escuche a la enfermera,  decir a uno de ellos; porque es que ella,  no respondió  al tratamiento  que se le hizo.
¿Está muerta?  Pregunte;  y ya me toco  llamar a su nuera, a su nieto  Alexander.
Al otro día,  la vi en el ataúd, una mano generosa, no supe quien,  le había pintado  las cejas, que se le habían  borrado,  ya que eran depiladas  y también  habían pintado  sus labios y puesto un vestidito.
 Quedo bonita.  Rita es una persona que no olvidaré.
Hay mi querida  amiga Rita, nunca se  lo había dicho, esa mañana se me salió  y ella me dijo a mucho honor mija, y  yo lo reafirmo, si a mucho  honor. Fue mi amiga.
En el hospital todo el mundo,  sabía su historia, médicos  enfermeras,  que era muy pobre  y que  no tenía con que pagar y que era solita  y solo vivía con su nieto ya que todos sus hijos habían muerto ya.
 ¿Pudo esto  influenciar?
  ¿Sera que de tanto tratar con la muerte estas enfermeras  se van  deshumanizando?
No  lo sé.
La medicina aún no  ha avanzado  lo suficiente; aún le falta mucho tanto,  en lo profesional como en la parte humana.
  Y con  esto,   solo quiero  rendir honor,   a un ser humano,  a una mujer, a una abuela, que lucho  y fue  muy valiente.
Con esto,  honro,  su memoria, su dolor y su sufrimiento,  su soledad, y esa marginalidad a la que están expuestas las personas como ella…
Como todos vosotros y nosotros.
UN DÍA MÁS
Un día más y todo trascurre,  en ese tiempo de la vida y entonces acabo,  de llegar de conversar,  con  una señora  y como el otro día,  me vio afanadita  y me pregunto;  ¿que para dónde iba?   Y yo le dije,  que a cuidar a una  persona  enferma.
Y  me preguntó;  que como me había ido ese día  y le dije; no,  ya ella murió el sábado y pensé que la conversación terminaría allí; pero indagó  más y  le conté todo,  y me dijo a entonces le aplicaron la eutanasia; aquí ya están aprendiendo de los europeos; porque un conocido de nosotros nos contó que allá,   dejan morir  a las personas que tienen enfermedades terminales; que es impresionante,  ver como tienen a varias personas en una sala,  y son los enfermos   suplicando,  para que les den agua y que un familiar  suyo,  estaba allí y que le fue a dar agua a su pariente y  que una enfermera le dijo;  no le de agua,  porque es que eso es prolongarle la vida.
 Y bueno,  también me contó  que en la clínica las vegas,  a una tía suya,  le habían enterrado una jeringa en el cuello,  supuestamente por un error, una enfermera.
Pero,  que en dos ocasiones le habían dicho a la familia,  que porque no le hacían la eutanasia y que ellos dijeron que no, entonces,  después de un tiempito sucedió eso; y me dice que la familia cree que realmente fue un accidente; sin embargo ella, cree que  quizá,  eso no fue así.
  El único que sabe con certeza es Dios.  Pero es factible,  que no fuera solo,  un accidente.
Dice que murió  horrible, que eso fue tremendo,  que ese baño,  quedo inundado  de sangre por todas partes, la familia no demando.
Ahora, ya están aplicando eso, antes no era así, el gobierno ya lo autorizo, a  las tres veces,  que usted acuda a un hospital, ya tiene un letrero,  en la frente que dice: próxima candidata,  para la eutanasia y es que son las EPS; las que se favorecen  con eso, en fin…
Beatriz Elena…


LA CIUDAD Y YO

                                                               
                                                               


                                                     LA CIUDAD Y YO


MARIO CÁMARAS


El año pasado descubrí  que mi cámara digital presentaba cierto desarreglo, se trataba de lo siguiente; mi cámara ya no respondía  a tomar fotos en las partes interiores,  porque las sacaba oscuras; de manera que acudí a un señor llamado Mario que arregla cámaras digitales, en un taller que tiene dentro de un edificio situado en el centro de la ciudad. Acudí , porque otro señor de esos,  que supuestamente  arregla  cámaras,   me lo recomendó, diciéndome,  que era buenísimo y que él no podía arreglarla ; le explique  que la necesitaba   para el ocho de diciembre, pues para esa fecha tenía unos compromisos, primeras comuniones  y  le  mostré como hacia  vídeos y seguía tomado fotos en las partes externas, al sol y comprobado este asunto ,  le deje la cámara  para  que me la reparara ,  acordamos un determinado  precio;  y se comprometió para entregármela antes de esa fecha; así que llegado ese tiempo lo llame  y pues  este señor me salió con el cuento de que necesitaba  un repuesto que no lo podía conseguir  y que necesitaba más tiempo, no me quedo de otra ya que estaba esperanzada en recuperar   mi herramienta de trabajo  y   así cada vez , que lo llamaba me salía con el cuento de  que un amigo le iba  a llevar el repuesto ; llámeme mañana y lo llamaba y me  decía  que el  amigo  no había ido y  así  me manipuló todo este tiempo con este cuento ; hasta que antes de ayer,  le dije que  no  podía esperar más,  que ya iba por la cámara y me respondió que estaba bien ; que me la devolvía   tal y como  se la había llevado,  que incluso tenía un cámara igualita a esa y que me la  vendía muy barata; para que yo  la comprara  y me hiciera a una cámara, ya que la otra no la pudo reparar
De tal manera,  que me presente al edificio  en donde trabaja y me toco espera más de lo que había esperado, porque ni siquiera le había  puesto la tapa a la cámara.
 Eso fue ayer martes y  a pesar de tanta manipulación, yo no sospechaba nada, de nada, hasta el último segundo,  peque de ingenua; así que después de esperar al  alrededor de casi una hora, el hombre con la aparente formalidad y supuesta actitud  de hombre correcto  me dijo;  ¿cuál es su número de cédula?  , se lo  di y coloco en un papel  el cual decía;  devuelvo la  cámara  tal  y como me la entrego  y  me dijo que firmara…
 Así que dude y le dije que me la ensayara, miro a su alrededor con una cara de hombre bueno  y me salió  con lo siguiente;  de que no tenía pilas recarga bles y  se hacia el que buscaba, una y otra vez  ; al fin le coloco unas y con un aparto y todo,  para que yo me convenciera  que las pilas estaban gastadas y que por eso la cámara no prendía,  así; que ya cansada de tanto estar de pie.,  le dije está bien yo tengo pilas en mi casa;  yo se las coloco y como sabía que mi cámara funcionada, supuse que no tendría problema  ;  al llegar,  lo primero que hice  fue buscar las pilas y allí fue,  en donde me di cuenta de la malicia, del engaño, de la burla del a mentira de este poco hombre,  un malhechor, un bandido,  que me destruyó mi cámara . Desde ayer lo llamo y no me contesta, sé que sabe que soy yo, conoce  mi número… Actué de buena fe; está  bien, si lo sé,  me porte como una idiota.

Beatriz Elena… 

ASTRID

                                                                                    





                                                                                              ASTRID


Astrid es una persona muy especial al igual que su único hermano; es muy  alegre y muy avispada se sabe defender sola muy  bien; perdió  a su mama y a su abuela que murieron  hace  algunos añitos;  dos ¿Creo?
Bueno y siempre que paso por su casa  me llama;  ¿oíste vos para dónde vas?  ¿De dónde venís?  ¿Dónde estabas?
Veni   te cuento una cosa; a veces arrimo y otras le digo, no lo que pasa es que voy de mucho afán y es cierto. Siempre tiene una historia o algo para contarme. Le regalo cinco o diez minutos; se con eso ella aleja un poco la soledad  y disipa su rutina.
 Tiene un perito de eso de raza, que son  chiquitos, de esos que tiemblan  mucho, pero es muy bravito y en cuanto me ve, mueve la cola de la alegría. Su  hermanito  Santiago es un niño grande e inofensivo.
Esta vez me llamo y me dijo no sabes lo que me paso esta semana; imagínate que una amiga mía que vive en  santa María; me llamo y me dijo; venite para acá, para que me  hagas  un caldito  o algo, que yo te pago y como te parece bendita,  que me fui para allá, ella tuvo un aborto, pero fue un accidente, se le vino el muchachito y lo perdió   y salió del hospital y yo me quede en la casa  de ella,  como hasta  las once de la noche. Fíjate, era lo más de tarde.  Y en el nochero estaba la plata que me dio y me dijo cógela y te vas en taxi y como te parece que yo me vine a pie y eso solo; no se veía a nadie; me toca un brazo o el  hombro y me dice y desde que salí de allá, mejor dicho yo  salí y era una luz detrás, detrás de mí  y yo miraba para todas partes y esa luz  me seguía   y cuando llegamos a un basurero; escuché  una voz que me dijo tres veces, ve llévame , no me dejes aquí ; oíste  y yo cojo un palo y  me puse a esculcar, por si de pronto,  habían culebras o algo , a mi como de da de miedo y la fui arrastrando  y mira lo que es;  En efecto,  era una María auxiliador con el niño y  le  habían cortado una mano a ella y al niño  también.


Beatriz Elena Morales Estrada© Copyright 

ASFALTOS DE CIUDAD




ASFALTOS DE CIUDAD

Pétalos de rosas
como dedos
surcan el aire
irrumpe un viento
a un solo tajo
rasgan  el aire
esparcidos como sangre
pétalos purpúreos
zúas sonidos 
como labios
el filo de la navaja
 se clava
como dolores
como un pecho asesando
surgiendo  al alba como una garganta
clavos adheridos a la piel
desjarretado de ausencias
se pinta el amor
como antiguas querellas
que nombró en sus puertas un poeta   
no un poeta engordado por  ricas entretelas de burguesía
sino un orfebre que con sus manos fabricó esperanzas
ese poeta hundido hasta el fango
esa poeta cantora de dolores
vendrán ángeles a colorear sus mejillas
aunque este hundida en el estéril  social
bien sabe de la llaga que atesoran los desvalidos
de ese poeta que se para a mirar en las esquinas
y se acuesta en los hospitales
ese poeta del cual hablan los vagabundos,
 los perdidos del  arco iris 
y brindad por este 
cuando  le ven  se sonríen 
 ese que se unge con saliva las manos
y es orfebre de palabras
y de barro esculpiendo rostros
arrastrando sus pies entre asfaltos de ciudad
  Beatriz Elena Morales Estrada© Copyright


CLARO DE ESTRELLAS






CLARO DE ESTRELLAS

Bajo un contorno de estrellas
quiero volver al igual que aquellas noches
yo quiero recrear de nuevo
sentir en  mi tu presencia
mi creador tu presencia
Si allá,  en ese contorno de estrellas
en ese claro de la noche donde te vi aquella vez
allá a donde fui llevada y arrobada por ti
quisiera de nuevo sentir, sentirte mi padre
ese tu rostro amable y protector
si porque cada vez que me acuerdo  de ese momento
pienso en ti mi creador…
¡oh! mi señor
  mi padre creador
al igual que esa vez
 me gustaría
ver de nuevo tu cara
en ese claro de estrellas sentir
si,  tu rostro mi señor
tu presencia
tu altura y grandeza también
tan lleno de amor ese sentir fraternal
mi padre que arropa en el alma
 cobija y defiende del malo y del mal
atento  a mis ruegos
a ese mi llamado de auxilio
y me lleva a donde no me alcanza la maldad
instantes vividos señor contigo
se anteponen a ese lugar
un preludio del alma
de esa tu plenitud de ser
 y me pregunto
sentir aquello tan dentro llenando
tu cara entre ese claro  de estrellas…
me pregunto señor
¿Cómo será cuando la plenitud de todo tu amor sea manifiesta en su totalidad?
¡Oh mi creador¡
Sentí, sentirte
de nuevo  ver, quiero
tu rostro señor…
tu presencia señor
Beatriz Elena  Morales Estrada© Copyright