Del origen de los mundos
Anoche mientras pensaba
ocúrreme lo siguiente;
y no sé, si fue porque en mi mente
pensaba en Dios
escuché una voz ¿No sé, si
dentro de mí?
Creo que sí; que me
dijo: De la manera más natural;
tu padre está lleno de sangre por
todas partes.
La frase es larga, pero al
oír, fue cortísima, suave.
Entonces respondí, tal cual, hablase
con alguien.
Dije, sin dudar; claro, Jesucristo es mi padre…
Y me quede así, tratando de
dormir.
Entonces, pareciera ser, que Dios me estuviese hablando adentro.
Fue cuando surgió esta idea, que fue
la manera como Él, había creado
el mundo.
Me vi al comienzo de una espiral, yo era el punto, desde donde esta comenzaba
allá en el espacio infinito.
Recuerda que también tú lo eres.
Un planeta también lo es, en
fin.
Y en el principio, Dios creo
los mundos, comenzando en algún un punto estable
a su vez, desplazable hacia todos los lados
en todas las formas,
geométricamente posibles,
y en lo que la espiral
avanza, sin excluir, la línea recta del
destino
que en la sangre , como un
fluido late.
Es también la forma
perfecta de las cosas,
de los seres y de todos los mundos posibles,
de millares de circunstancias o situaciones,
bajo de la multiplicidad de las
formas todas.
Recuerdo; que me dije a mi
misma, me levantaré y lo escribiré;
así no lo olvidare.
No obstante, el sueño me rindió.
Al despertar, ya ni siquiera, me acordaba.
Envuelta en las horas, sintiéndome desierto,
sintiéndome árida y tipo cuatro de la tarde:
dije; señor háblame, muéstrame
algo ;
así que, abrí la Biblia y apareció
allí, el primer capítulo de
Ezequiel;
la espectacular visión que este, tuvo de Dios.
¿Y qué de que me sirve eso?
Pensara tú que lees.
Pero si un malhechor, pudiese
robar la piedra preciosa, de una
estrella enana lo haría
así mismo, algunos
malhechores, querrán robar de Dios, el misterio de la vida,
y contra Él, lucharan,
para sembrar oscuridad…
Esto ha, desde el principio de los mundos.
Más el portento de Dios, no
acabaran…
Uno de sus secretos a
gritos, es el amor.
Y si, aún sigue bañado en sangre por doquier
¿Y tú te quejas?
Mira que: Esta la primera letra
del alfabeto,
la que desperdicias a menudo.
Luego una tierra bajo el
yugo de la oscuridad.
Entonces llegan las espinas y la sangre es derramada
esta es, a su vez , elixir de
vida.
Luego la zarza encendida hablara
¿La escucharas acaso?
¡Oh corazón desenfrenado!
Deja que introduzca en ti su mano,
y quizá veas y sientas tu
corazón.
Beatriz Elena morales
Estrada ©
Copyright
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