Cuando la vio cruzar la esquina,
con los pies arrugados de silencios,
sintió que en algún lugar del cuerpo,
el río de la sangre se detenía para dar paso a la sombra de la noche.
con los pies arrugados de silencios,
sintió que en algún lugar del cuerpo,
el río de la sangre se detenía para dar paso a la sombra de la noche.
Supo
entonces que ella era parte de un poema,
incluso de un desvanecimiento del día,
que pese a todo, había dejado negras honduras en su alma
el tiempo no había roto la memoria de las cosas.
incluso de un desvanecimiento del día,
que pese a todo, había dejado negras honduras en su alma
el tiempo no había roto la memoria de las cosas.
Pero
cuando quiso atravesar la calle para alcanzarla,
un río de cuerpos humanos se desbordó por las calles y por las aceras.
un río de cuerpos humanos se desbordó por las calles y por las aceras.
Desde
entonces, comprendió que en su andar arrastraba cadenas y que sus pies siendo
de barro se habían vuelto de plomo.
Beatriz Elena Morales Estrada
Extraído de mi obrita Silencio De Alas
Derecho de autor reservado
2 comentarios:
¡Qué belleza en las palabras!, este tipo de poemas me gustan porque es como hacer un viaje en algún punto del tiempo y verme reflejado allí. Ya tenía un tiempo de no venir por aquí, extrañando la dulzura de tus letras, saludos querida amiga.
Hola Saùl ; que alegria me dio encontrar este comentario. Me alegro tanto que te gusten mis poemas. Es un honor tu visita. Hasta pronto.
Beatriz Elena
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