LA IMAGEN DEL MUNDO
Fragmento I
No
se, si fue la sombra de la tarde, reclinada
sobre grandes edificaciones verticales, la que, lo hizo fijar la mirada en el hombre, que se hallaba
ensimismado en el espejo, anclado
en frente de si mismo; lo observó en
forma, para ver la peculiar manera de su
cara; pero no pudo encontrarla y tampoco pudo ver reflejado en su rostro a otros muchos que llamaban, porque el espejo
no se lo permitía…
La tierna imagen del mundo; se dijo, ¡Hum!
que por supuesto no es tan tierna; esa idea se ahuecaba en su cabeza y trato de ver al otro, al que se estaba
mirando; pero no pudo, no, no pudo ver al otro…
Ese otro que de un solo tajo, destaja los sueños; pero por supuesto, que estaba hay, en algún lugar ¿Pero a donde?
Pensó; ¿adonde esta ese hombre cuya crueldad
agitada corre? Dejando sembrado a su paso odio, desamor,
dolor y que a su vez, desenfunda esperanzas, descorriendo sueños y un sinfín de cosas más.
El caso es que en su interior escuchó, esa
vocecilla que lo detenía cada vez que
una iniciativa nueva se forjaba en su interior; diciéndole; gritándole
casi ¡Oh no te vayas!
¡No recorras el mundo! ¡No te alejas! Así gritaba, en su interior la voz, hasta hacerse el eco…
La desoyó y continuo con sus pensamientos
que se entrometían adentro; el mundo sufre; continuó en su proceso de des motivación, motivado a su
vez por otros pensamientos, que de algún modo u otro, eran la continuación de cada anterior.
Desde
luego, se dijo, apretando los dientes; pero no sufre por lo que a ti, te condena
a una muerte en solitario; a vivir casi cien años de soledad, y no me refiero a la obra de Gabriel García Márquez; no, de ninguna
manera no…
Sufre por si y en si mismo; porque hay
hambres y guerras y toda clase de maldades sin fin, sufre porque siente dolor;
pero no sufre por la causa en si, que
origina el llanto o los llantos; sufre
porque se duele en si mismo, en su ego
inhóspito y quedado.
¿Mas como le diremos a esa grieta llamada
submundo? -- - ¿mundo? O lo que es igual
a un caos inicial que permanece en el tiempo de la no presencia;
entendiendo, esta no presencia como aquello que se estaciona en lo primitivo, dándole forma, solo al devenir caótico del pensamiento, lo que en si y por si mismo genera, la permanencia en la no forma de las formas…
Ese no mundo, que no es otra cosa que la horizontal manera o
modo que tenemos los humanos de negar lo que ya esta afirmado de un modo
vertical. Lo vertical y lo horizontal están entrecruzados en si mismos.
Afirmando y negando a su vez a la vida;
conviven quizá, en su misma zona, árida
o selvática, según sea el caso... o
hasta quizás, dentro de una pantanosa e
inhóspita agua, en donde hay descensos sobre abismos, precipitaciones marinas, y un sinfín de cosas mas, que hacen, que aquel que no percibe los mundos
insólitos, que generaron su propio
proceso conexo e inconexo de individualidades sinfín; pero que de algún modo, fueron desprendidas de la forma única de las
formas; quede rezagado a una zona del no ser,
del no querer ser.
Tiene que existir el equilibrio entre ambas,
para que la permanencia se de; pero solo
una de las dos, debe predominar sobre lo
otro-
Yo no se, no lo sé; solo se que el mundo
esta ardiendo en su propio fuego; en un fuego que parece tener llamas
inextinguibles y que no obstante no es
así; no, para nada, en cualquier momento este mundo puede acabar
para todos, y todo; incluso más allá de
toda forma particular e individual ¿A
dónde irán a parar entonces nuestras
macabras ambiciones?
¿Todo comenzara de nuevo como sobre ficciones y sueños
desmadrados? El hombre se dio a la tarea
de recordar la tarde aquella; La tarde en que absorto vio, destrenzado su larga cabellera a la celeste, recordó que ese día pensó esto; estoy enfrente
a la bóveda celeste como un idiota esperando que caiga el día o que se evapore
del todo… De repente el pasado se presenta explotando
casi sobre el rostro y cayendo sobre este, como un relámpago azul…Dramas, sin
final aparente, desfilaron por su mente.
Tal
parece que alguien quiere orinarse sobre de uno, grito en un gesto casi
mecánico, un modo de defensa, como una
cubierta de capa de tortuga sobre si mismo.
Son los sentimientos de los antepasados, que quedan atrapados en la presencia de un
joven que los recoge en si, de un modo
inconsciente… Se hace adulto, pero lo
que no se ve, predomina en este. Tres generaciones, un destino final. En un túnel del tiempo… ¿como
podrá él?, saber entender que no es su
pasado; sino el de sus antepasados.
No obstante el instinto humano, siempre es algo que termina, por traicionar a esa parte humana que quiere
trascender…
El hombre del espejo que estaba buscando al
otro, se aparto después de semejantes elucubraciones, no lo había encontrado, de seguro se perdió
en un espacio vacío; reflexiono…
Entonces sintió la cuchilla caer sobre
su cuello, toco con sus dedos; la sangre
a borbotones, surgió como un río; lo
ultimo que pensó fue; ¡Uff! Se la debía, fui el tirano que acabo con toda
su familia…
De ese modo quedo saldada la cuenta con sus
antepasados. De manera que el otro,
estaba agazapado en frente al espejo,
para no ser descubierto, para no levantar sospechas, de forma tal, que por eso no lo alcanzo a percibir, cuando
le estaba buscando y de ese modo, pudo atacarlo, cortando de un tajo su cuello, llevándose su vida.
Beatriz Elena Morales Estrada derecho de autor registrado y reseñado
en la unidad administrativa de derecho de autor de mi país © Copyright
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