LA ROSA DE MIS MANOS
La rosa de mis manos
que en
encendidos pétalos se desprende
el agua sideral de
mis ojeras
como lluvia que desboca hasta llegar al alba
hasta llegar a un
punto sin fin y allí detenerme
fundirme, como se funde el mar a veces con la luna
en verdad
quiero al viento dispersar como plegaria
sinfonías
sinfonías de amor ,
que aciagas y dulces a tus oídos lleguen
he
visto al amor pasar, secretamente y en
silencio por una calle vacía
lo he visto florecer en las esquinas
erguido, como se
elevan los sueños
lo he visto irse con
la cabeza agachada
con la
melancolía del que cultivo una estrella
he visto como se
desangra un corazón
como se deshojan detrás del calendario
los versos que a la luna le canto el poeta
se cerraron las
puertas de su ojos como
dos enormes parpados
ante mi
salieron de ellos alas
y se fueron vigorosos a buscar otros
anhelos
¿que del amor que se
desgrana como fuego sagrado entre mis dedos?
¿que de la poeta que llora y ríe mirando las estrellas?
vagarosas van una
tras otra
una tras otra…
Una tras otra, mis manos han dejado caricias sueltas
caricias que pintaron nubes como viajeros
como vientos huracanados
de semillas que abandonaron la tierra
la abandonaron y
dejaron a su paso girasoles hambrientos
como lluvia que aún no termina,
como la nostalgia
oscura de desear lo prohibido
lo amado y lo que desertó del alma, que no vemos
mis manos son la
rosa secreta de los vientos
que acarician la noche y la pintan de sueños
atra ves de ella, susurran los sonidos, mientras la lluvia cae
cae en secreta
armonía, sobre los tejados
las calles y las
cosas y dentro de ellas tu rostro
tu rostro, que amanece pintado de arcoíris
como si un ángel te
lavara la cara
y unas manos te regaran los ojos
te besaran la
frente…
Es allí, allá, en donde
si me buscas, me encontraras
es necesario que susurres al viento, tan
alto como puedas
y èl me traerá el sonido de tu voz como
un destello alado
es necesario que me lo digas… Ahora
Si, porque es que
ahora, es que susurran mis labios como una rosa
y que palpita mi
corazón como un diamante al viento de las cosas
y allí tu rostro de ensueño, dará consuelo
a mi pena
y retrataré la luna con mis dedos de fuego
y realzaré en su
cara un pedacito de mi alma
entonces un girasol inmenso dará lumbre
será lumbrera de mis
ensueños.
Beatriz Elena reservados © Derechos todos.
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