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martes, 31 de marzo de 2015

LOS MISERABLES


                                                  
   

  AFANES
Tantos afanes por lo aparente por aparentar, vano oropel; tantas mudanzas de semblante, tantos y tan falsos florilegios; tantas venidas y subidas tan solo para descubrir que uno, que todos, que uno solo es una tumba, una cripta, una nada, una sombra.
                                                                           

                                                        LOS MISERABLES

Al límite y casi en el borde de la noche, de cara al sol, entre las gentes que cruzan afanosa mente las calles, indiferentes…
Si, sobre los cuerpos tendidos, de bocas arenosas, llenas de sed y de lenguas resecas
deambulan los miserables, los que no tienen rostro, que se hayan tendidos en las aceras
 sí, como oscuros vientres que ya nadie ve
 Igual, como fantasma urbano, escucho en la cercanía de mi mente el afanoso diálogo, de un ser que me requiere, que me exhorta a que lo escuche.
Ella, o él quieren que los  lea y los  deje al descubierto;
 pero mi yo, por fin se halla ausente, casi perdido, entre el límite de la ciudad que lleva del amor a la muerte.
de mascaras adoquinadas
de memorias perdidas y de mundos en continua convulsión
y  la ciudad perdida esta habitada  de fantasmas que afloran
son habitantes de calles llenas de ruidos y de carros
y bajo el imperio del humo se pierden las miradas
y en lejanías la ciudad es sola una, una
si, mascaradas de rostros  
si, no existe la ciudad ideal, la tierra es una sola
y al final quizás todos somos trashumantes
bajo mascaradas de humo,  como en un teatro tenue
avanzan los seres y allá los fantasmas se pierden
y acá marasmos adormilados
ciudad, ciudad, ciudad
ciudad amor y muerte
lo  uno lleva a lo otro
y solo quedan desiertos
de un mundo en constante cambio
pero ellos permanecen en aceras
recluidos y olvidados a la vez
eres ellos
soy ellos
nocturnos
diurnos
avenidas plazas y plazoletas
no soy un gemido
voy más allá de un gemido
es la voz de un poeta
de una poeta que grita
que quiere trasgredir esta palabra
derruir los muros de la inconstancia
sí. Para que no se quede insulsa
si, para que no sea vana y banal
ciudad, ciudades
ermitaña
¿Cómo habitarte?
¿Y como no hacerlo?
ermitaños
ermitaña

Beatriz Elena morales Estrada
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