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lunes, 5 de junio de 2017

EL MAESTRO

                                                                               
                                                                                      EL MAESTRO
Y un día,  un sabio se paseaba, en compañía de sus discípulos,  por los alrededores de una universidad  barrial y elocuente;   de repente, una nube tórnanse grisácea, a lo lejos, la ciudad  se divisaba ¡Maestro! ¡Maestro!  Dijo el impetuoso y más cercano  de entre los discípulos; mire, aquellas otras nubes se han vuelto también oscuras; es cierto dijo el maestro, siempre mirando con dulzura a su discípulo, le pregunta ¿tú qué opinas Maico de  esas nubes que se propagan en el mismo color o sentido? Maestro, que pronto caerá la lluvia y fertilizara a la  tierra o  la destruirá según  la situación.
 Los otros discípulos escuchaban atentamente y entonces el maestro, mirándolo con infinita ternura le dijo; tienes razón hijo mío y deberemos aprender también, que así como las nubes pueden influenciar a otras; aunque estas se derivan de una totalidad  fenoménica o ambiental, relacionada con la temperatura de un lugar específico o de un sentido climático tal; nosotros llevamos  adentro  algo que padecemos  y que en su mayoría  lo transmitimos a los demás, bien sea consciente o inconscientemente y por eso,  es menester , que lo que transmitamos a los demás y según sea la ocasión,   sea algo, que en lugar de contaminar a los demás, de ensuciar sus  vidas, sea algo que les deja una enseñanza o simplemente,  los motive a seguir la vida, desde una manera o modo  más positivo, de un modo  más sano. Otro de los alumnos respondió; fresco maestro que todo bien. Este lo miro  y le sonrió con el infinito en sus labios y en sus ojos. 
Mientras otro de ellos dijo y si no nos apresuramos,  parce maestro nos va a caer tremendo vendaval. El maestro, aceptó con un movimiento de cabeza, pero antes de ponerse en camino dijo:
 Y recuerda, recuerda Maico y ustedes mis amados  discípulos,  que la fortaleza,  de la fuerza no es la fuerza, no,  es el amor, sólo este último da  a la fuerza, resistencia  para seguir caminando, para seguir   transmitiendo lo que es.

 Y así, de ese modo,  ellos siguieron su camino, hasta encontrar una fonda, que los albergara del frío y de la lluvia que arreciaban.  
Beatriz Elena Morales Estrada© Copyright

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