El silbo del sonido es un poema único
como viento peregrino no cesa de rumorear
suena el silencio y roza mis orejas
Como cuencas de mar hondo son ellas
las horas segundos pisan mis talones
y son casi como bandidos al asecho
serpentean en mis ojos desvelados, agudos pensamientos
pero no cesa el silencio, no, no cesa.
Y ni siquiera el inquieto y jadeante viento logra espantarle
no cesa el silencio, no, no cesa...
Y cuando las horas como bandidos alcanzan mis pisadas
surge entonces velado y develado todo mi ser
toda mi profunda nada
que no es otra cosa que vuestra nada
¡Bendito silencio!
Beatriz Elena Morales Estrada
2 comentarios:
Hermoso a veces necesitamos el silencio para encontrarnos a nosotros y escuchar nuestros corazones... me encanta lo k escribe :) Le mando un beso y muchos abrazos desde Rep.Dom
Gracias PJ, por ser tan puntual en sus comentarios, es muy gentil y amable.Un abrazo fuerte de amistad, mi gratitud. Gracias P.j
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