BENJAMINA O EL ESPEJISMO
Los zapatos de Benjamina, amanecieron orinados, con un olor a cerveza y
mezclados con un líquido, ceniciento y con un raro sabor a espuma de río, según
decía ella, en sus delirios inconscientes
o embriagados.
Del bosque de sus sueños, surgió a
su vez el espejismo de su noche, mas no la noche; creyó viajar al lugar a donde
nacen las estrellas, quizá hallaría un diamante, en el fondo, o un tema como para una canción,
pensó.
Entonces creyó escuchar susurrantes melodías, pero no eran un espejismo, surgieron de su pecho y se amisto con el
universo; o al menos el micro universo de su cabeza; al oírlas, se situó en el
medio del jardín de la infancia, en donde una niña ciega, derramaba un tonel de agua trasparente…
Más allá de su noche, de esa
noche, apareció la sombra de la tarde; pero los zapatos seguían olorosos y empapados; con ese olor peculiar, que trae la orina de una mujer, que frenética,
la deja desparramar, por no
poder contener más, ese liquido en su
vejiga, amarillo pálido, de un pálido
sauce…
Pero la luz de la mañana anunció quizás, un algo más, o
era simplemente, una agónica esperanza,
la única que le quedaba…
En todo caso, pudo percibir o mejor sentir y ver en el silencio, un azul verdoso; un verde azul, que se pintaba más allá de las montañas,
gigantes dormidos, rodeando su valle
como guardianes. Un campanario deseado, no deseado, o imaginario o traído a colación, de algún algo; retumbo por entre su cabeza, instaurando o
despertado a su vez; ese dolor
que cohabitaba dentro de su pecho;
entremezclando tristezas y alegrías…
Le pareció ver también, la forma
de un guerrero o una guerrera herida, en la miles de batallas, ocultándose
entre el humo, de algún espejismo; si, porque
no era solo, el olor del smock de la ciudad,
llena de carros y de llantas; no, por supuesto, que no, era algo, o alguien más.
Le llego un ligera frescura como vientecillo suave, al visualizar, un agua trasparente y la niña
que se había ocultado, volvió a resurgir del sueño, la vio intentando recoger
con sus pequeñas manos, el agua que corría a orilla de una carretera, era
agua que bajaba de la montaña, la niña se
acuclillo a recogerla, pero era inútil, el agua se vaciaba entre sus manos…
Era la vida que corría.
Entonces un árbol, se instalo en medio de su patio y se agrando aún
más, porque apareció un bosque,
que parecía encantado y todo se lleno de ninfas y de hadas, pequeñas
mariposillas volaban en derredor y las copas de los arboles, se agigantaron enormes… Comenzó a correr descalza y
aparecieron pájaros, que parecía, reposaban seguros en las ramas que surgían como brazos.
No obstante, tan pronto correr un
rato, y ya se encendieron muchos candelabros. Benjamina sintió que la
llamaban, alguien la llamaba; benjamina, benjamina, benjamina;
sacudió su cabeza y tan solo para descubrir esos benditos zapatos,
orinados por el exceso de cerveza…
Benjamina naaaaaaaa
Y el bosque todo, desapareció al instante, se quedo inmóvil en su
habitación; y vio como se apagaba más y
más, el jardín de la infancia, y sintió
que la invadían unos deseos de gritar…Pero edificios aparecieron en la ventana.
Hora de ir a trabajar pensó.
Beatriz Elena...
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