A la primera luz, te llevaron lejos y como
una doliente fúnebre seguí tu cortejo. Criaturas lloraban en el cuarto del
frente. La luz de la vela parpadeaba sobre el icono, tus labios fríos como un
icono, tus labios fríos como un cuadro, tu fuente húmeda de muerte. Estos momentos
nunca podre olvidarlos.
Anna Ajmâtova
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