Todas las cosas se acaban, se mueren o se trasforman y la sustancia etèrea cabe en el hueco de mis manos
¿Pero acaso, cabe mi mano en el cèntrico espacio de tu corazòn?
¿ O a que distancia permanecen los cuerpos separados en la espacio?
Miro y veo a un niño que juega, mientras que el trompo que es lanzado desde su mano al girar se detiene
Pero es en ese detenerse, como se perpetua el movimiento de la inercia.
¡Ay se incendia el bosque y es imprecindible que arda hasta el amanecer!
Màs no es menester que dure màs
No ese incendio que todo lo devora, no
Quzàs como el agua, que tambièn tiende a expandirse
Nada, nada permanece nada
¿Permanecerà nuestro amor o tan solo serà una llamita?
Llama que tiende a dispersarse
Pero llama al fin y que es movida aqui y allà
¿Tendera ella a apagarse o se instalara en la secreta armonìa de las cosas?
La tierra absorbe el agua y esta se abre, se esponja, ahondando la remociòn de los escombros
¿Pero y còmo puede acabarse lo què aùn no ha comenzado?
¡Ay! pero es esa agua tan pequeña, la agûita en el agujero de la boca de un niño
Si, al hacer este buches y arrojarla luego.
¿A dònde habràn ido los pasos que te preceden?
¿Los pasos que te bùscan? ¿cuàndo ya de mi amor no tengas nada?
Nada, ni la màs ìnfima respiraciòn mia en la distancia
En la lejanìa se consume nuestro amor, dentro de lo que nos une o nos separa
No hay dudas algo acaricia con el viento
El agua de tus labios mil veces bebida, volverè a beber quizàs en la mañana de un dia
¿De una imperecedera noche?
No lo sè, pero entonces como ahora estaràs en mì
Estaràs con ese cuerpo tuyo, mìo, lleno de huesos y de sabia
Al cerrar y abrir mis ojos, te veo a mi lado.
La delgada flecha, la delgadita habita en el aire a donde es arrojada
Vive el àrbol y la llama permanece, aunque su forma cambie, es la forma de las mil formas.
Pero un pàjaro vuela ahora en cìrculo y es tan inocente la niña que te llama...
Hay rumores, sonidos y cosas, voces
Hasta quizàs la voz ùnica del poema
La voz tuya dentro mìo.
Si, como un corazòn de hojalata
Y una flauta pequeña de bambù
Miro y veo que la lluvia cae, toda ella es un diminuto palpitar
Pero hay viento, entonces mis carrillos se inflan, mis labios se recojen y soplo.
Soplo al aire y un silbo sale
Es el viento quien me lo obsequia y a ti, te lo obsequio yo
Entonces veo que la lluvia me ha devuelto a la demudada novia
Y que ha devuelto tambièn el mendrugo de pan que habìa sido robado.
¡Ves nuestro regalo es esa lluvia leve!
Leve , pero que palpita
Nuestro regalo es el sonido multicolor de la caracola incensante
El aire infiltrado y vuelto a infiltrar
Si, mira ahora soy un pàjaro que danza
Yo danzò ¿no lo sabìas?
Envìa si quieres tus señales de humo
Es como un llamado, èl me llama...
¿Tu tambièn me llamas?
Esa lluvia es su llamado.
Beatriz Elena Morales E
Extraìdo de mi obrita Silencio de Alas
3 comentarios:
Cuando leo estos poemas traspiro la frescura de los bosques y me deleito tanto que no se que decir.
Marian
Ya me has dicho bastante con tus palabras, para mi son un halago. Gracias, muchas gracias.
Beatriz Elena
Marian, en verdad me halagas, es un honor tu visita.
Beatriz Elena
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