Apenas si, se deletrea tu nombre, sobre una nube iluminada por rayos.
La imaginaciòn en un segundo desmoronada...
Las cartas y los poemas arrojados a sus píes, en un exceso de arrogancia.
Más no fui yo, y con razón la expresión reza " a los cerdos no se les puede ofrecer rosas"
Su risa de niña endiosada y caprichosa
Hecho a perder los mejores instantes
Más todo fluye y nada es inamovible
El destino no es perenne...
Como no es perenne la rosa
Ni la alelada niña que al espejo se mira
¿Què sabe del poema?
¿O de la sustancial oleada?
¿Què sabe de aquello que corre por la sangre?
¿De aquello que se derrite como un sol, calentándose al orbe?
De aquello que en su fluir, te hace a veces ser, como un poeta en la enmarañada selva.
Todo eso se pregunta, viendo los ojos arrogantes de aquella criatura tan tonta.
Nada sabe esa pobre niña
Nada, ya que banal e ilusa, va por la vida
Y sin sentido corre al encuentro, de aquel que le ofrece un mìsero peso para comprar su cuerpo.
Nada sabe, solo sabe de excesos en la cama y de ondinas vacías
Exponiendo su cuerpo a placeres banales y hasta mortales.
Si, pobre de aquella que arrogante
Que en un acto de inconciencia, arroja
Arroja a los pies de su amante, las cartas y los poemas que otrora disfrutara.
Ilusa, no sabe que desprecia al poeta, al que amaba y lo deshecha por pobre.
Porque se dice, este no tiene en pesos lo que anhelo
Sì, se le figura a la niña que este poeta es muy pobre
Tú eres un muerto de hambre le grita
y su cara angelical trasformase, en la de una horrible bruja
Bruja horrible la posee y la hace actuar con desdén.
Y la pobre ignora que a la postre y en el poniente, con sus mágicos dedos, este inaugura palabras, que son pedazos de cielo.
Y que también da a luz, a rayitos y a estrellitas que nacen de los sueños.
Y por eso el poeta , su amante, nunca querrá, que su corazón se apague, no.
Pese a todo, seguirá dando cinceladas y pinceladas de amor
A él, no le importa que ella, lo haya desdeñado
Y es porque sabe que esa niña ilusa, es paupèrrima
En su expresiòn, es más mìnima qué él.
Y que a la postre, regresara màs desteñida que nunca
A beber de la ambrosìa que le falto,
De aquella, que no pudo encontrar
lejos de su amante
Beatriz Elena Morales Estrada
Extraìda de mi obrita, sSilencio De Alas
Todos los derechos reservados
2 comentarios:
En definitiva, estos poemas son muy lindos;tienen unas imagenes genuinas, se puede ver que hay aqui una verdadera poeta.
Muchas gracias amiguita, amiguito por su comentario, que linda, lindo Saludos y hasta pronto.
Beatriz Elena
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