Poéticas
SOÑANDO
Soñando,
soñé que me soñabas y en ese sueño tuyo y mío; llenose de guirnaldas el paisaje.
Y entonces, cayeron soles, sobre la yerba fresca, del ensueño.
Soñando,
soñé que me querías y debido a eso,
logre atrapar pájaros en la noche. Y al amanecer sentí, que besabas a mi
frente. Y una rana croó, sobre la luna que se puso.
Fue tan bueno soñar contigo, que no me
di cuenta, que solo un ensueño fue.
Y no quería despertar, porque si lo hacía;
era como, si me estallara una bomba de agua entre las sienes, o como si
alguien, me lanzara una piedra.
Y sucedió entonces, que me despertó, el sonido de una puerta laberíntica y no
quería entrar, ni salir, por esa puerta,
solo quería seguir soñando, que me
amabas y así las cosas,
volverías a mi sueño,
para besar de nuevo a mi
frente y a mis mejillas
pálidas.
Seguir soñando, era lo que quería, ya demasiados sueños, hay en el
mundo; pero el mío, era único, sí,
porque es, mi sueño y no el tuyo.
Y ahí fue,
ahí fue, que sucedió,
lo más inesperado, sucedió, que un temporal, se desató en el vientre de
las cosas.
¡Ay! Es tan corto el amor y tan largo el
olvido. Fue tan corto, porque fue un
sueño y tan largo porque tú no
estabas.
Y ese sueño, me dejó
toda ensopada; porque fue, que
cayó la lluvia, sobre un verde prado de
nostalgias y yo tenía quince años y
tú tenías; muchos más y yo soñando,
soñé que me querías.
Pero tú estabas, en otra cama, con otra y yo, me quede canturreando una canción. Y así
pasaron mil años más y yo me quede en mi
sueño.
DISTANCIA
¿Qué es la distancia?
Distancia,
es ausencia de presencias; es un locuaz reguero de recuerdos, desesperanza, de unos pasos que no llegan, y es una voz quimérica que no habla, movimientos espaciales, que separan, ansiedad tremulante de una
imagen; corazón vibrante, emocionado. Una barca anclada y solitaria, eso es la
distancia; aquello que separa nuestras almas
y nuestros cuerpos.
El mar y el cielo es la distancia. Una
calle desierta de lo amado, un rosal sin rosas, un afán tenaz sin la llegada y es como un letargo de
fantasmas en la mente…
Distancia; es ese silencio tuyo o mío,
cuándo nos da la espalda y cuando
las manos, se bifurcan, por el otro lado de las cosas y no me quieres ver, ni yo verte.
Distancia
es el muro que nos separa y los
muros que separan a los unos de los
otros, son todavía, tantos y tantos
muros, los que impiden que las distancias
se hagan más cortas.
De
unos a otros hay distancia…
La
distancia, es aquello que aún no se
rompe, no, porque la distancia es también
aquello que no se ve, pero se siente.
Las máscaras que no
han caído. Eso es también la distancia.
SEMILLAS
En la desnuda piel del mundo, empezaban a florecer, las
doradas semillas del amor; pero la negra enredadera de la muerte, dejo
crecer, entre las flores primaverales,
inmensos remolinos de maleza.
¡Ay! De los azules soles opacos,
esos que se yerguen sobre el mundo, con su aplastante mano, que devora
continentes.
¡Ay! Porque las flores, que han sido
pisoteadas, tendrán que florecer; tendrá
n que florecer en medio, de la sangre
y sus semillas, se extenderán
sobre un nuevo amanecer, de un sol naciente; que será como una presencia, instalada entre los cielos.
ROSADO
En el color rosado, que apenas si, se alcanza a vislumbrar allá
en el lejano cenit; en la lejanía de la forma ambigua, de los cuerpos que se
alcanzan a presentir, correteando en los viejos pasillos de los colegios o
dialogando en roces luminosos, en las cafeterías de las universidades; en
fin… Entre el diario vivir, ir y venir de los descalzos pies, que andan por el mundo, estás tú, buscándome, estoy yo buscándote;
tú sufriéndome, viviéndome, estoy yo
pensándote; que eres como un
viejo estandarte, que no muere.
Ellos
Los otros, los que destetaron a los amantes prodigiosos y fundieron el odio en
iracundos movimientos de venganza y de sin razón; ellos, yacerán algún día,
olvidados en la ciudad de los muertos, donde no entra, ni sale el sol.
Beatriz Elena copyright © Morales Estrada