CALLES
Hilando pensamientos
sobre las mismas viejas calles, sobre los mismos andenes de sueños y de años.
Intentando retener en
la memoria, algún instante eterno de mi vida, otrora presagiado y deleitado en
la corpórea estancia de la noche.
Sobre un mullido jardín
de sueños rotos, oculta en un diván del tiempo, emerge tu figura de paz y de
esperanza.
Geométricamente, los
cuerpos son en apariencia líneas, que se desplazan, en un tiempo de espacios
incontables e incontados.
Un montón de lluvia
sobre y bajo de un cielo, que pareciera ser y estar impávido; una mirada
elocuente y vacía y que hasta podría gritar y gritar en aspavientos.
Una mirada cuya voz es
la lluvia, la noche y hasta el desierto calcinado y calcinante…
Y ella grita al y en el
viento; sí, y dice, el tren del olvido partirá contigo en el instante mismo en
que te alejes; pero en la distancia, la presencia se pierde, se aleja, no te
alejes, pero se aleja.
Mis pasos continuaran
desplazándose, por el sendero inexorable de mi vida, destino reservado a un
peculiar futuro sin mañana.
Y en mi alocada carrera
contra el tiempo, un tic, tac, del corazón mío latiendo; latiendo sobre el
desierto, y la voz se pierde en la hondonada.
CARACOLCITO: Algunas
personas piensan, que pueden hacer de nosotros y de nuestras vidas; una especie
de caracol cito, un algo que se puede arrojar, tirar en cualquier momento a una
playa; pero a veces, una ola, ola gigantesca, hace que ellas, esas personas,
terminen siendo un mar ¿Un mar? No, una simple marea, sin siquiera un pequeño
caracolito, ya que este, termina siendo, mar en otra playa. Es lo que creo.
FUE MI PRIMER LIBRO
EDITADO, CUANDO ESTUDIABA EN LA UNIVERSIDAD. Beatriz Elena Morales Estrada @
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