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lunes, 26 de agosto de 2019

Mamá





             Mamá 
Estoy aquí,  sometiendo mi voluntad a no llorar
pero   no puedo olvidar tu  última mirada… Jamás. 
Y  aunque estés en la sombra, del otro lado,  seguiré  amando tu presencia. 
Mamá,  madre,   madre querida, fueron pedrería fina  tus arrullos
amar a una madre no es entrar  o salir de la moda
no  es esconder  un sentimiento en una vitrina.
 No para nada...
Amar a una mamá es lo incondicional de la entraña
estoy  extrañándote mamá... Tanto
¡Ay!  ¡Ay!  ¡Hay!    Dolor sin nombre
tu rostro rehacer,  como tu voz
madre querida de lo eterno tu cara me   habla
y en lo hondo me habitas como el agua
en la constancia de una presencia que no fenece ni fenecerá jamás.
Pero al  partir tú, a ese vuelo  de alas sin regreso
me has dejado,  sin esa parte de mí
esa que se ha vuelto ceniza, y se ha hecho  trizas entre voces  de viento.
Y que ahora  se halla perdida en  la gran urbe de estrellas y de  astros
 fundida   en la blancura más etérea
de aquello  que no se ve; pero que se siente
madre , madre mía...
tu que fuiste recinto, fundadora de  la casa
madre eras tú quien contenía la entraña bien amada , y  al irte tú
la represa de las piedras se desbordó en el alma  como un río      
la mamá  se ha  ido,  pero jamás tu recuerdo en mí. 
 Beatriz  Elena Morales Estrada©Copyright.


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