Mamá
Estoy aquí,
sometiendo mi voluntad a no llorar
pero
no puedo olvidar tu última
mirada… Jamás.
Y
aunque estés en la sombra, del otro lado, seguiré
amando tu presencia.
Mamá,
madre, madre querida, fueron
pedrería fina tus arrullos
amar a una madre no es entrar o salir de la moda
no
es esconder un sentimiento en una
vitrina.
No
para nada...
Amar a una mamá es lo incondicional de la
entraña
estoy
extrañándote mamá... Tanto
¡Ay!
¡Ay! ¡Hay! Dolor sin nombre
tu rostro rehacer, como tu voz
madre
querida de lo eterno tu cara me habla
y en lo
hondo me habitas como el agua
en la
constancia de una presencia que no fenece ni fenecerá jamás.
Pero al partir tú, a ese vuelo de alas sin regreso
me has
dejado, sin esa parte de mí
esa que se
ha vuelto ceniza, y se ha hecho trizas
entre voces de viento.
Y que ahora se halla perdida en la gran urbe de estrellas y de astros
fundida
en la blancura más etérea
de
aquello que no se ve; pero que se siente
madre ,
madre mía...
tu que
fuiste recinto, fundadora de la casa
madre eras
tú quien contenía la entraña bien amada , y
al irte tú
la represa
de las piedras se desbordó en el alma
como un río
la mamá
se ha ido, pero jamás tu recuerdo en mí.
Beatriz Elena
Morales Estrada©Copyright.
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