El otro día vi a
un señor que era como la luna
quizá si; era una luna, porque tenía cara de luna
era especial, una
cara gruesa y ancha
de párpados gruesos , quizá era un soñador
aunque era sin
duda especial
un ser especial…
El era especial
de grueso tronco
y era como un planeta extraño
era simpático, yo
lo vi y el no me vio
siempre pasa así,
yo veo y no me ven
pero es que me
gusta tanto así
que no me vean
y nadie puede
decir que soy mirona, no señor
no espió a
nadie, pero veo sin querer
y en tanto pasaba
una mujer,
que se acomodaba a su gusto,
miraba de reojo
y sus ojos giraban como un tronco
orbitando en algo regocijante
orbitando en algo regocijante
dulce era
verlo con esos ojos volteados de
lado
y siguiendo el movimiento de ellas
y siguiendo el movimiento de ellas
tenía la cabeza
rapada y una leve sonrisa de felicidad
y mientras todo
eso sucedía , yo pensaba en vos
la felicidad es
simple
tan simple como
eso
cierto, me preguntaba
¿cómo es posible
que permanezcas en mi?
y en la televisión
comenzó a sonar el himno nacional
y decía :
“ la humanidad entera, que entre cadenas gime
“ la humanidad entera, que entre cadenas gime
comprende las palabras
del que murió en la cruz…”
Bueno eso no es
cierto, no del todo, no señora no
a estas altura alguien llamó.
el doctor y allí
fue, que me acordé que hace rato
que tengo muchos
nombres y
así me ven y así me nombran y así me
llaman
alce mi morral en
el que llevaba una centena de piedras
y lo puse sobre mi espalda
me acomode en el
sillón
y bueno las cosas
seguían
mientras alguien absorto en su pequeño equipo
comenzó a
preguntar…
Beatriz Elena reservados © Derechos todos.
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