DEL ÂRBOL
DEL PARAISO
Yo soy el
fruto prohibido del cual ustedes no pueden comer
Y por el cual
la mujer fue seducida y sedujo a su vez al hombre
Cayendo
entonces en la esfera del no ser…
Del Árbol
y del paraíso
De sus
frutos comerán
Y de sus
frutos se saciaran
Pero del
árbol que esta plantado en la mitad de ese, no comerán
Y habiendo
visto la serpiente como ellos no comían de ese árbol
Fue y le
dijo a la mujer
¿Por qué no
comes de ese árbol?
Sabiendo que
si ella lo hacia, su marido también lo
haría
De manera
pues que la serpiente estando celosa de
Dios y de sus criaturas quiso vengarse
seduciendo a la mujer, para que
esta cayera y fuera desobediente, es
decir se saliera de la voluntad de Dios, o sea de la totalidad del ser.
¿Qué paso?
La mujer fue débil se dejo tentar y comió del árbol del fruto prohibido
Y sus ojos
fueron abiertos y conoció el pecado, el bien y el mal; es decir la maldad y con ello a su vez
conoció la vergüenza y supo de su finitud, de su pequeñez, de su oquedad y vio
y conoció dolor y sufrimiento.
Se dice
pecado porque es algo que se sale de su
cauce y aniquila, como consecuencia de la desobediencia y a su vez
como aquello que esta fuera de…
Se dice
pecado como aquello que se encuentra fuera de la totalidad del ser que cobija
y a su vez da abrigo. El pecado se nombra así mismo como aquello
que hace y ocasiona el mal.
Dolor y
sufrimiento atraviesa la raza humana porque Eva se salió fuera de la voluntad
de Dios y Dios es el ser máximo y único.
El ser de los seres. Ella entró en el no
ser y dejo de ser y con ella la raza humana también. Desde entonces el árbol
que esta sembrado en medio del paraíso ha sido agredido, negado, violado, violentado, mancillado en todos los
campos y en todos los terrenos habidos y por haber y eso, eso no solo
afeo a la raza humana como tal, sino que ha traído consecuencias
funestas, terribles ¿olvidaste a
Hiroshima? Para no mencionar sino
solo este caso.
¿Y cuantos
más Hiroshima debemos conocer?
¿Pero Cuál
es el árbol prohibido?
El hombre,
el ser humano como tal. La especie humana y que representa en si a la vida
misma. El árbol de la ciencia del bien y
del mal.
Ese es el
árbol que fue plantado en la mitad del paraíso y no podía ser tocado; de sus
frutos no comerán.
Más ellos comieron y al hacerlo destruyeron a
la raza humana como tal
¿Más qué es
lo que esta haciendo caer, hundirse aún más a la humanidad?
A la
vida se la ha querido dañar, destruir y a su vez a ese gran árbol que nos ha
contenido a todos.
Fue necesaria la presencia viva de Dios en la tierra, manifestada a
través de su hijo Jesucristo quien se ofreció como holocausto para poder así
restaurar el pecado de nuestros antepasados Adán y Eva.
Y siendo Jesucristo el árbol primigenio, instauró a su vez un nuevo árbol, la cruz que nos ha redimido a todos. Y aunque
Jesucristo es el nuevo tiempo de amor y de perdón, de redención y de victoria,
nosotros tenemos el deber de reparar también ese error y no lamentarnos
¿Para qué?
Debemos
apresurarnos, el mundo necesita un
cambio urgente, seres nuevos. Hay que
parar ese juego de odio, esa cadena de destrucción, de sinrazón y de muerte gestada a su vez por el deseo de
poder, un poder para dañar y aniquilar y quien sabe que más oscuros intereses.
Y ese cambio
esta en cada humano como tal. Lo garantiza que estemos dispuestos a
sembrar un árbol en cada camino y ciudad
por lejana que sea, a cuidarlo, para que la humanidad sienta que no esta sola y
que hay un Dios que es amor.
(Entenderás que cuando se habla de
un árbol, se lo esta haciendo de un modo
simbólico para referirse a un ser
humano; se trata es de cuidar la vida en
todas sus formas. Es necesario comprender también
sobre la muerte para entender sobre la vida, pero si comprendiéramos que es la
muerte valoraríamos en verdad lo que es la vida y no cometeríamos tantas
atrocidades como las que se han cometido a lo largo de la historia, y que ahora
se están cometiendo, justamente ahora)
Y además nadie quiere más horror y
sufrimiento, de todas formas, recuerda que todo acontecer que se esta gestando
tanto arriba como abajo solo esta
determinando un tiempo de los tiempos.
Cambios y trasformaciones
Beatriz Elena Morales E
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