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martes, 27 de noviembre de 2012

PARÍS AL FIN




                                                             Imagen sacada de la web

                                                        
                                                          PARÍS AL FIN

Anatole se ve   a si misma caminando por las calles de una ciudad de altos edificios, tan altos que rozaban al cielo. Sus siluetas eran casi grises, tirando a oscuras; pero pese a eso una luz revestía a las sombras.
 La visión de esa ciudad la   llenaba de alegría y de gran satisfacción, pero no se hallaba sola,  a su lado una silueta frágil, tierna se movía, era una muchacha que al parecer se encontraba perdida. Hasta ese momento ella apenas la descubre y la muchacha quiere que la ayude a encontrar una pizzería, y le pide que tan pronto lleguen allí le enseñe a comer pizza. Esta trata de definir la figura, el rostro de la muchacha, pero esa joven es indefinible, su presencia es ambivalente, su cara no se deja aprisionar por ninguna forma singular, es femenina, delgada y Anatole siente como camina a su lado. Caminan juntas hasta que llegan  a la primera pizzería que encuentran. Ella desea entrar pero solo hasta entonces se da cuenta que esa ciudad le es  desconocida. Además no lleva dinero para comprar  pero cosa extraña eso no le preocupa y entonces le dice a la muchacha que deben entrar, pedir la pizza, comerla y que ya luego Anatole simularía, se levantaría  y saldría sin que la dependienta se diera cuenta y ya luego se reunirían en otro lugar: Irrumpe entonces en el pensamiento de esta una pregunta ¿Pero qué otro lugar? Era esa ciudad tan grande y ninguna de las dos  tenía un sitio de referencia. Inesperadamente cuando van a entrar,  hace su aparición un hombre vestido de negro, se le ve sentado tranquilamente, se levanta y  se dirige a ellas y les pronuncia algunas palabras, pero ella no puede recordarlas. Se alejan y continúan buscando la tan dichosa pizzería, andan por entre los edificios y durante el trayecto la muchacha pregunta ¿Pero qué es una pizza?  En ese lapso de tiempo alcanzan a ver algo parecido a una cafetería ¿Venderán la pizza tan anhelada allí?
Entran e inquieren, preguntan  a la dependienta  si ella vende pizza; de nuevo Anatole recuerda que no tiene dinero para comprar y súbitamente trama algo,  a toda costa desea obtener la pizza, esta vez se dice , le enseñare a la muchacha a comerla sin pagar ; pero eso será solo por esta vez y luego le enseñare a respetar las leyes. La mujer las observa y les responde amablemente que no hay pizzas, les muestra la vitrina, en ella se encuentra variedad de lo que parece son manjares,  pero no había pizza. La dependienta señala hacia l alto, y el sueño se hace confuso para Anatole y le dice a la muchacha que la espere allí, en ese mismo lugar y que luego se reunirían. Sin embargo ese allí, ese lugar no era ya esa pequeña cafetería, se había trasformado en otra cosa más grande, más hermosa, era ese allí tan buscado, tan anhelado. Era el más, más, más  alto de los edificios, ese allí era en realidad el más elevado de los rascacielos. A lo alto se podía  ver y leer con claridad un aviso que decía con letras mayúsculas y grandes, muy grandes; ESSO; ESSO.
Desde el sitio en donde se encuentra ahora situada ella,   se ve con toda patencia y contrastando con el fondo de cielo ESSO, eso si, eso estaba tan cerca, pero tan cerca del  cielo. Es entonces cuando comprende con viva alegría, que con esa referencia ni ella ni la muchacha se perderían jamás.



Se mira así misma soñándose, caminando ya sola, pero más confiada y tranquila. Su voz suena en el sueño y se oye así misma diciendo, con esa referencia imposible no encontrarse de nuevo con la muchacha.
Sigue caminando por aquella ciudad,  entre esos altos edificios y se observa a si misma pensativa, de repente exclama en voz alta; ¡ París al fin!  ¡ París al fin!  ¡ París al fin! Y lo sigue repitiendo una y otra vez.
Continua en su caminar ahora alegre, llena de una gran esperanza; pero no se había dado cuenta que ya se estaba alejado más del punto de referencia, este a lo lejos se perdía y entonces pensó esto es algo natural, ya que esa es una ciudad demasiado grande  que tiene todo lo que una urbe puede tener.
Después de un silencio tenaz, se da cuenta, descubre que  no hay sonidos de carros, desea entonces regresar a buscar a ESSO. Al cruzar la esquina  de una calle descubre a un hombre que se atraviesa a su lado,   una sombra, sabe que no esta sola, que hay un intruso  y que además se encuentra ya entre mucha gente, de regreso y  lo único que desea es volver atrás, para encontrar a ESSO. ¿Pero porqué si es el edificio más grande de la ciudad y el letrero es tan legible aún no lo encuentra?
Desde donde ahora esta ya no lo puede ver, cómo es posible que si el letrero estaba encima de su cabeza, además, es  tan notorio ¿Por qué ya no lo puede ver?
Un hombre se halla parado en una esquina, al verlo se acerca y lo interroga por ESSO, pues supone que el hombre debe de saberlo, ya que ese símbolo es tan evidente. La respuesta del hombre es oscura,  las palabras que responde tampoco las puede recordar.
Entonces se retira lejos, lo más lejos que puede de ese ser, de ese hombre y piensa ¡ París al fin! ESSO la ciudad en donde se halla la luz.
Se despierta y se da cuenta que el hombre siempre vestía de negro, cree saber quien es.

                                                   Beatriz Elena Morales Estrada

Narración extraída de mi obrita Voces De La Noche; publicada por la editorial Lealon; Medellìn Colombia
Este librito esta reseñado y registrado en la unidad administrativa de derecho de autor...


2 comentarios:

Anónimo dijo...

EXCELENTE, ¡ Bravo!

Muy simbólico ademas que estos hablan por si solos. Me gusto mucho.

Marco Antonio

Anónimo dijo...

Comentario por TRINA MERCEDES LEÉ DE HIDALGO Hace 20 horas
UN CUENTO FANTÁSTICO!, ME ENCANTÓ, LO INTERPRETO COMO LA ILUSIÓN DE LLEGAR A UN PAÍS ANHELADO, pero solo es una visión en un sueño y en otra dimensión, tal vez, después de la muerte, debido a que describe lugares donde no se escucha nada y el punto de referencia para regresar y encontrar el sitio que sirve de orientación, es un simple letrero que dice ESSO, )(una compañía petrolera?).
Lo interpreto como la búsqueda ansiosa de algo que no se alcanza y se pierde en los oscuros laberintos del alma.