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lunes, 27 de mayo de 2013

Ceremonial

                                                                    

                                                                     De la Web

                                                              



           Ceremonial 


Después del ceremonial del día

Cuando caen inciertas las horas

Y se tornan sombra

Horas en que hemos levantado las manos

Y vemos como caen las apretadas mascaras

Una a una se va descolgando

 Y  se doblan sobre la cama

Se desarrugan en la memoria

Vemos  como caen desapretadas

Y se sueltan como viejas dolencias

 Caen por las mejillas silentes

O rendidas se precipitan en el vacío

O se quiebran en el vaso roto de la vida

O se quedan puestas como el odio

Arrugando el agujero negro como mueca

Apretando los sueños

Envenenado la sangre de Caín

De Caín amargado, e  inhiesto

Y vertiginosas se precipitan hacia la nada

Pero yo no tengo mascaras

Estas yacen vacías y postradas

Como viejos estandartes

Solo tengo mi rostro 
 Antiguos guerreros

Un rostro, mi cara de siempre

Mi rostro de miradas hacia adentro

De parpados dolidos pero amables

Y he visto el tuyo  Caín cuando me miras

Ladeada la cara y recogiéndola

Chorreando veneno

He visto como en el ceremonial de todo día

Tu otro yo, ese no se desviste

Se queda con su traje de odio

Que lleva puesto durante todo el tiempo

Y mientras tú otro tu

El otro prójimo, se desviste en el cansancio

Del duro acontecer

Y deja caer sus mascaras

O sus lágrimas que ruedan

Y su alma se desenclava postrada

O se postra ante el altar de su vida

Ceremoniales…

Pero tu Caín amontonas tu cara

Y esta no  cae

Y al no caerse no la doblas

No, sino que permanece recogida
Y se amonta...
    
  Beatriz Elena Morales E derecho de autor registrado y reseñado en la unidad administrativa de derecho de autor de mi país © Copyright        

Mario Benedetti.No te salves

martes, 21 de mayo de 2013

Amor, Amor, Amor...

                                                    Sacada de la web

                                                     Sacada de la web

jueves, 16 de mayo de 2013

Voz...



                                     VOZ

La voz que el hombre ya no escucha es la lluvia.



Beatriz Elena Morales Estrada
Derecho de autor protegido y reseñado en la unidad administrativa de derecho de autor

jueves, 9 de mayo de 2013

La Pareja






                                                   LA PAREJA

Su  voz se escuchaba fría, sobre la insolencia de una de sus caras; casi tranquila ella, la Pili, la Pilar era bajita, pequeña de ojos grandes; de sus labios carnosos entreabiertos salieron unas palabras rojas, hirientes, como serpientes horrorosas, y dijo que él, era una sombra grotesca, siguió caminando, como si dominara el aire, ingrávida lo contempló y luego le dio la espalda; no quiso mirar la sangre derramada, la de él, que la seguía y que se atropellaba en frases entrecortadas. !Por favor Pili perdóname! sentía una soledad que le anudaba el pecho, como espada lo atravesaba, a su vez sentía a sus venas arder y algo en su pulso quería vaciarse como si estuviese roto. Pero la siguió, perplejo, ante la frialdad de ella, mi Pili, la que yo creía que me amaba con infinita ternura; ella se detuvo por un instante y lo miró por encima de su rostro, sus ojos se escapaban a los de él como mariposas fugaces; a su vez ella no lo miraba porque lo amaba. ¡Mierda!  Se dijo, ¡cómo podría perdonarlo! ¡Cómo, después de lo que me hizo! ya para ese momento, el sol se proyectó en espejos y comenzó a arder en la frente, él se sintió como un renacuajo gris achicharrado por el calor.
Cuando llegaron al estadio se sentaron a conversar uno al lado del otro, como con ganas de estar más juntitos, pero sin atreverse a tocarse; ella no había acabado de nadar sobre esas aguas nefastas que se hayan escondidas del otro lado de la luna; sin embargo en su corazón un ángel de amor bullía, ¡perdónalo!, entonces habló él, le dijo cosas, intentando aclarar el asunto, remitiéndose a ejemplos de la vida, asuntos que él creía que eran verdades. Ella por su parte no lo entendía así, entonces sus palabras se hicieron más  duras. Un silencio los invadió y se deslizó por sus costados, dejando un gusto amargo en sus lenguas sedientas; Pareciera que la muerte se perpetuara en ellos.

Nada podía ya salvar ese amor, mirándola volvió a recordarla antaño, cuando recién se conocieron y salían juntos de clase, de la universidad y se sentaban a conversar, bebiendo una taza de muchos cafés. Era un tiempo de pájaros que danzaban cubriéndolos y todo, todo se convertía en una canción soñada. De pronto,  abrupta mente volvió al presente, al escucharla decir, jamás podré perdonarte y tampoco puedo entender tu manera de mirar la vida, eres un soñador, un tonto existencia lista y yo soy, bueno, un poco más realista... Mira, que eso de guiñarle los ojos a la muerte y visitar antiguos mundos, leyendo poesía y esas creencias en mitos, ¡pamplinas!  Esas son historias vanas, pero la verdadera historia es una ciencia que nos muestra cómo los aconteceres de la humanidad deben ser mirados, bajo una perspectiva racionalista,  al instante, ella frenó las palabras, él la miró, un vacío se instaló en sus estómagos; antes, cuando no había sucedido aquel horror, se entendían muy bien, sus pláticas, eran lo que eran, debido a sus diferencias cognitivas, eso era lo que sazonaba nuestra relación; dijo él asombrado.

En la noche la imaginó pálida, mirándose en un espejo cóncavo, uno a uno sus rostros iban cayendo y los iba doblando sobre la cama, luego vio cómo ella los arrojó con furia, así la vio, hasta que al fin se tendió a dormir en silencio. Años después se volvieron a encontrar dentro de la universidad, ella seguía siendo una intelectual muy racionalista; pero había vivido, experimentado otras cosas y se cree que hasta se había hecho más sensible, menos orgullosa. Él, había madurado, pero seguía siendo un soñador, un poeta; platicaron por espacio de una hora arropados por la magia del encuentro; la Pili comprobó que los dientes de él, seguían siendo fuertes, al igual que sus manos morenas; y sus ojos,  ni hablar… Él observó que su boca entreabierta y sus labios,  seguían siendo el más bello testimonio de la vida. Prometieron volver a verse, él tomó su número de teléfono y ella el de él; ella era profesora de historia, ya lo era, pero habían pasado tantas cosas, otros seres y ambos se preguntaron; volver a verse, ¿cuándo, cómo? Aquello fue sólo una casualidad,  que quizá ya nunca volvería a repetirse. Se alejaron en silencio cada uno cavilando pensamientos. ¿Volver atrás? ¿Sera?
En su cama, todavía él pensaba en ella, como esa noche,  cuando la odió; amándola como la amaba. Pero ahora,  ya no era Gorbachov y su mapamundi en el cráneo, tampoco  era Bush y su guerra contra Irak y contra el mundo. Ni  era Japón y su planta nuclear contaminada;  ahora eran otros gobiernos;  otras cosas,   en  un mundo en continua convulsión y cambio.  ¡Qué sé yo! dijo suspirando.

 Al final el amor se les escapó a ambos por una ventana del tiempo y se fue a bailar a algún país, en donde existen los seres que se ríen con la luna. ¡Digo no!   Quizás…

Beatriz Elena Morales E derecho de autor registrado y reseñado en la unidad administrativa de derecho de autor de mi país © Copyright


LA Ética y Cielos...



                                                               LA ÉTICA

El día en que todo el océano y el mar quepan en la palma de tus manos, sabrás que es la ética.
  





Fotografías de Beatriz Elena...
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martes, 7 de mayo de 2013

DELICIAS





                  Delicias

Se me deslíe un verso en la boca
como inequívoca imagen de un tañer
y corren veloces las mane citas de un reloj
y siento como rozo tus alas con las mías
eres un sueño de delicados aromas
eres de esos sueños que irrumpen en el aire
como pétalos en lluvias cae
en ánforas el agua se derrama
cae en precipìtud hacia ese mar
 hablo de la exquisitez de un sueño
cuya sustancia indómita aflora
aflora cual viento en campanarios
 como pájaros se alza
como al alzarse la mirada
al alzarse la mirada esta sucumbe
 en anclando talones se detiene
en lentitudes descalzas
en aposentos de lluvias
 en amores de amores se eleva
 al tacto de mis yemas se deslíe…



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Ruben Dario...


Yaceras




                                                                                            Imagen sacada de la web

                  Yacerás
Cuando en el cenit de la vida yazca tu amor
Y de mi amor al tuyo ya no quede nada
Sentirás  la efemérides de tu ser
Y  ya nada alivianara tu pena
Mustias horas quedan
Como flores negras tus amores
Cuando en la tibieza y al calor de mis ojos sonreías
Se anclaban a tu puerta  sonatas, acordes
Y en ese andar del tiempo sin mí


Sera tu vida un vacío  y un hastío
De las rosadas horas nada será ya
Subyacerás vertical sobre un olvido 
Sobre un astro amarillo y tenue
Ya nada tendrá cuidado de ti
De ti no cuidaran ni las camelias
En ese tiempo ido recordaras las horas
Y al contemplar las tardes sin el aroma de mi fe
Se oprimirá tu pecho y exhalaras suspiros
¡Que de estas manos mías! 
¡Que de este pecho mío al tuyo trémulo acudía!
Yacerás, yaceré…
  Beatriz Elena Morales E derecho de autor registrado y reseñado en la unidad administrativa de derecho de autor de mi país © Copyright

La Naturaleza






                                 La Naturaleza 

La naturaleza suele hablarnos a veces en secreto y en el silencio ya que muchas veces llevamos mucho ruido en los oídos y es por lo tanto difícil que la escuchemos aunque ella nos llame  a gritos... la naturaleza es esa conexión que nosotros tenemos internamente con lo sagrado y lo sagrado vive en nosotros y es una lastima que no captemos sus sonidos. Si lo hiciéramos aprenderíamos un poco mas de cada ser,  aunque este  sea de una especie diferente de la nuestra, si lo hiciéramos aprenderíamos un poquito mas a dejar el corazón en cada cosa,  en cada ser con quien hablamos o que miramos.

Beatriz Elena Morales Estrada
Derecho de autor protegido y reseñado en la unidad administrativa de derecho de autor