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miércoles, 30 de noviembre de 2011

INVOCACIÓN


                                                                    Alados
 Los poemas, alados pájaros, que brotan con la lluvia y  que se hallan escondidos entre las sombras

Hoy recién ayer ablandaré mi peso
el corazón me duele y la lluvia desnuda mis pies
sí,  como quien tiene alas en los talones
y  se intercambia con la tierra

¡Oh Dios! ¡Oh musas de la sabiduría!
quisiera que vuestras lluvias fecundan tes
tejieran mi piel con bordados de lino y estrellas de mar


Y me ampararan del amor, del mal amor
hoy recién ayer casi mañana,
 desplegaré mis alas, alas de portentos de ángeles.
Sonoros cantos, criaturas ingrávidas
corazón sin embargo doliente


¡Oh Dios!  ¡ Oh musas!



Secreta visitación, quisiera celebrar mis bodas contigo
si, como quien tiene alas en los talones y hasta en los lomos
lino, púrpura y marfil,  tejieron para mi las estrellas.

Pero mi alocada alma canto al amor con frenesí 
¡cubreme, oh tu, que lo sabes todo y defiendeme del amor
del mal amor...

Hoy recién ayer , casi mañana ablandaré mi peso
sí.  como quien tiene alas en los talones y se intercambia con la tierra.



Beatriz Elena Morales E
Extraído de mi obrita Silencio de Alas

martes, 29 de noviembre de 2011

DISTANTE


Tu amor aparece como un diamante secreto y anodino; tu

Prosa
    

  He querido, porque he querido tanto, hacer, hacerte un ùnico poema que te nombre;un poema que hambreado y sediento, se haga cuerpo y sangre entre mis dientes.
He querido hacer, hacerte un poema que se haga lluvia y sal entre mis dedos.

Un poema si, he querido hacer un poema de noche entera, de fuego intenso, un poema único de arco iris y de voces que te nombre sin nombrarte.


He querido, porque he querido tanto hacer, hacerte un único poema que nos nombre sin nombrarnos.
¡Ay! pero vana es la palabra y el viento cobra fuerza en ella

Y existe solo una fascinación que nos atrapa,
 más que todo  se conjuga y al hacerlo se hace eco lejano
pero sí;  he querido hacer, hacerte un único poema que te nombre y hoy, hoy, solo hice esta prosa.
Ella que rasga con suavidad las blondas horas del corazón que embargas.

Beatriz Elena ©Derechos reservados
                                                   
Extraída de mi obrita Silencio de Alas;

CREACIÓN

 Prosa
  
Es esa hora plena, hora de Dios, hora esplendida de la naturaleza, en la que también brotan como pastos las flores, las lluvias y  las ramas de los sauces llorosos.
 Tú miras y ves...
Conejos desocupados yacen después de la siesta, casi como gusanos recién fecundados
Hora desbordada, hora nombrada antes de la primera noche, de la primera constelación;creación secreta,burbujas, átomos ascendiendo al sol
Esperma fecundada y fecundan te, olores vapores cósmicos, plenitud de estrella desbordada.
En esa hora plena rebosada de Gabriel,en que también el avión que pasa después de la media noche traza luces amarillas, lleva tres luces encendidas en la niebla.

Hora plena, hora nombrada  y sin nombrar, fuerzas endógenas y exògenas en explosión perpendicular 
 llueven sobre los cielos para vestirse, revertirse  luego en lluvias solares, sobre la tierra húmeda que las recibe y las absorbe 

Hora surgida y surgente y que da a luz, a peces multicolores, a mariposas engalanadas de flores exóticas y extrañas.
Hora plena, hora de Gabriel, nombrado y nombrando.

Beatriz Elena ©Derechos reservados

                                                   Beatriz Elena Morales  Estrada

                                   Extraída de mi obrita  Silencio de Alas

                           Todos los derechos reservados...

domingo, 27 de noviembre de 2011

MAR


                                                    

           Allá

Allá en el lugar de su pecho crecerán Arboles de frutos prohibidos
pájaros cantores de otros tiempos, de otras edades y flores de siempre viva que crecerán
Hasta forjarse en gotas de rocío y de arco iris. 
Para asì dejar y dejara huellas, quizás más que eso;
 en el sendero inhóspito en donde no pudo hallar reposo a su quehacer...


Como desde el fondo de un sueño
y desde todos tus desaciertos
desde todos los olores de la tierra

¡Oh mar mar mar!
quizás me llamaras un día
un día, un día
Sí,  cuando todos tus fluidos se conviertan en metal
en roca, en silicio calcinado
en efervescencias de olores rancios
poco antes de que se vuelvan polilla todos mis huesos




Antes de que un vaho expire por mi piel
antes de que por  mis venas se extinga la savia
y yo estaré, quizás aún estaré
en el pico más elevado
y hasta es posible que al alcance de tus aguas


 Tal vez me hallaras colgada del arco Iris
¡oh Mar!, mar ojalá me llamaras
como desde el centro  de tu ombligo




y antes de que dejen de humear las chimeneas
y las estalactitas azules se derrumben en tu vientre


 como desde  un sueño
allí   quiero estar...

Oler el verde de tu casa
y caminar un sendero
estrellas  y pinos con olor a ámbar


Y por si aún no lo precisas, es para ti mar
pero desde lejos te siento 
¡Oh mar!
mar y apenas si te toco
apenas si te veo
entre neblinas vislumbro o mar
y por entre el viento veo
Y es el viento, el viento
tu único acierto, incierto o mar


Si, apenas si te veo
No te quepa la mayor duda o mar
Y ahora el tiempo arrebatando un sueño


Este poema apenas rasga el aire
 Y el viento lo convierte en polvo vegetal

¡Oh mar!, o mar que no te queden dudas
ojala   y me llamaras
como desde el centro de tu ombligo

Desde el fondo constelado  
desde el vientre
desde bocas sedientas


Desde coros de cantos
desde alucinados sueños
con una mano abierta
 ojalà y me llamaras
¡Oh mar! mar...

 Beatriz Elena ©Derechos reservados
                                     Beatriz Elena Morales  Estrada. 


Extraído  de mi obrita  Silencio de Alas
Derechos reservados todos...

jueves, 24 de noviembre de 2011

SECRETO



SECRETO

Tu mi alado secreto 
de cuenco y estrellas rebosantes
me dejas piedrecillas en el camino
huellas de arena, ingrávidas pisadas
pero cuando estas me acercan a ti
sueles retroceder...
Tu retrocedes
y digo ¿sera qué tienes miedo?
me dejas pétalos de rosas
porque las dejas
marcando territorios
Escondes secretos en sitios prohibidos
pero solo el aire de tus labios
sabría  hilvanar palabras, silabas

Y cuando rozo, apenas si rozo
tras el vientecillo de tus sandalias
tu retrocedes y ya no te resuelves
no, no te decides a revelar tu enigma
¡Ay! entonces lloro
si por haber perdido
perdido en mi soledad mi estrella
y yo taciturna miro
y aprisiono con mis manos
apenas si aprisiono...
En significativo avance 
la huella que me une a lo cósmico
miro y veo...
son  constelaciones perdidas
sí.  te dejo mis pisadas arenosas del desierto
astromelias azules
palabras aladas
Y aún así no te resuelves
¿sera qué tienes miedo?
se ha desprendido del cielo una estrella
pero tu, no te resuelves 
no consigues develar tu enigma
y en la arena 
el rastro de tus pasos
 corre el riesgo
de que se espolvoreen
y tu no logras resolver tu enigma
¿Sera qué tienes miedo?
Beatriz Elena ©Derechos reservados

                       Beatriz Elena Morales estrada

Extraído de mi obrita , Silencio De Alas

ENIGMA


Mis ojos son marinos,beduinos en el desierto oráculos en la distancia; vacíos de tu mirada.

      ENIGMA


¡Oh! te amo tanto,tanto
¡si tu lo supieras!
en tu silencio se que cultivaste esta flor
estas astromelias azules...


Corazón de minerva
cuerpo pensante
clara, viento

cascada que me llega en burbujas de aire
 sí. si tu supieras cuanto te amo
Y cuán grande es mi amor por ti
pero se; tengo que conformarme 
en aprender, en discernir
Y en imaginar también
y están esas manos tuyas
manos que se hallan en mí
Pero si;  veo que te hallas en mí
como una incógnita
 si eres un enigma
Enigma que aún no alcanzo a comprender
lo que no olvido son esas astromelias azules

corazón de minerva, cuerpo pensante
burbujas de aire...
Son aladas las palabras
discernimientos
conjugación de pensamientos
pensamientos no develados
como  un pensar... 
   Beatriz Elena ©Derechos reservados

                                                      Beatriz Elena Morales Estrada
 Extraído de mi librito silencio de alas

miércoles, 23 de noviembre de 2011

EL ESPÍRITU DE TU AMOR



EL ESPÍRITU DE TU AMOR 

Como una arena mi boca
la lengua se me tragó
 el mundo se me borró 
  y vi entonces el tiempo desconocido

Pero surgí como un resplandor
como nieve era
y como alado corcel


De ningún color distinto era
vestía trajes de nubes


hasta también vestiduras secretas
alguna piedrecilla escondida


Alzaba el vuelo,como espíritu mágico
sobre alas de viento
frente a la extrañeza 
viendo otros lugares


Lugares desconocidos
allí la infamia no llegaba
yo divina, diosa,alada
liviana como alas al viento

Traspasaba espacios
eran otros espacios
entonces desde el centro de mi ser
escuché  tu apremiante voz
irrumpiste estando yo al otro lado del río


¡Respira! ¡respira! ¡respira! 
escuché tu grito exhortàndome a la vida
entonces sentí...


Sí.  volví a sentir mi garganta como un cactus que quemaba
como el asombro mis ojos se abrieron
la noche apareció


Silencio nadie, nadie
pero si, era tu voz apremiandome a la vida
entonces volví...

     Beatriz Elena ©Derechos reservados                              
                           
                    Beatriz  Elena Morales Estrada

Extraído de mi obrita  Silencio de Alas
Derechos reservados

martes, 22 de noviembre de 2011

PARA BEATRIZ ELENA MORALES ESTRADA


 Un pequeño homenaje al señor Eufrasio Guzmán Mesa

 Sábado 5 de julio de 2008 09: 03:52 p.m.

El Señor Eufrasio Guzmán Mesa; profesor del instituto de Filosofía de la universidad de Antioquia; a petición mía accedió de una manera muy gentil, a escribir esta introducción a mi obrita, Silencio de Alas  o Ermitaña, como inicialmente la llame. Por tal motivo le doy  mi agradecimiento total.


Hola Beatriz he leído tu libro Ermitaña, de nuevo gracias por compartirlo conmigo. Lo encuentro denso, lleno de vida y de poesía, con unidad y cohesión, con profundidad y con gracia, coexisten en la disposición intelectual y sentido poético del instante, de la piel y del mundo. Hay un  notable manejo de los rasgos propios del lenguaje poético, se encuentra uno con una sensibilidad y una sensualidad muy tuya, muy diáfana la expresión. La mayor parte de los textos tienen su ritmo y su unidad. El libro esta cruzado por unas preguntas y unas actitudes vitales, muy vigorosas  e intensamente expresadas, es poderoso en su sinceridad y dirección para decir las cosas.
Dos observaciones, (1) Hay  textos  que teniendo dimensión poética se ajustan más a la idea de prosa poética. Otros si tienen en su ritmo y en su aliento poesía plena.No es cosa solamente de diagramaciòn, lo que se presente como prosa , pues que vaya como prosa, lo que tenga ritmo y dimensión de poesía que vaya como tal. EN LIBERTAD  BAJO PALABRA de O. Paz hay buenos ejemplos de ese cambio de forma en la expresión poética , por si los quieres mirar. Este comentario cobra sentido, si piensas publicar o enviar a concursos tu libro.

2) lo segundo es casi inevitable, pero se puede tener cuidado y tiene que ver con el uso de términos de origen filosófico; como lectores de filosofía sus conceptos o términos o palabras propias se incrustan en nuestra expresión . Y la filosofía que tiene que ver tanto con la poesía, va en un sentido casi opuesto al de la poesía en el sentido en que se apoya en nociones o conceptos de alto contenido abstracto ; la poesía como se la entiende generalmente, crea el acontecimiento de sentido por un camino de encuentro por la filigrana del ser , ensaya una ciencia de lo concreto  con palabras de su paleta. Por ejemplo, pero no es regla, no dice noche, o amor sino que las muestra en su juego rutilante de sentidos y significados.
Este segundo punto es más complejo de manejar porque con las nociones pasa lo mismo que con las figuras míticas; sabemos que es una ninfa, lo apolíneo. Pero es muy dificil decirlo con otro lenguaje cercano a la poesía . Esta en ese tipo de paradojas, es a veces insoluble y deberíamos, tal vez aceptar que hay una poesía , que es filosófica en su manera de decir y expresar lo ermitaña que eres.

De nuevo gracias y me dio alegría tu mundo bello , inèdito armonioso, exuberante lleno de sorpresas en el encuentro con la vida.


 De Eufrasio Guzmán Mesa

Gracias Profesor por sus bellas palabras y el tiempo que me ha regalado; mi gratitud, para usted...

domingo, 20 de noviembre de 2011

EL DIARIO DE VALENTINA PIAMONTE








                EVIDENCIAS

 Y entonces ven los rayos que se hallan escondidos en todos los atardeceres... Y querrán  descubrir el misterio, más no lo supieron y no lo sabrán, por más que ellos lo intentaron. Pero quizás un principito logre descubrirlo ¿Digo no?



                                                  EL ACONTECIMIENTO

                                                                         Febrero 20 de 1987


Y así como la música es la captación del lenguaje mediante el sonido, los acontecimientos son la captación esencial de un solo acontecer en nuestras vidas ¿Quién puede decir que una mano extendida en el tiempo, no es sino la afirmación  de un  arquetipo de la especie, que no es uno, sino todos y, a su vez todo es uno?


Yo, aquella muchacha que soñó con la luna, me encontraba esa noche en un lugar alto, parecía como un edificio de cristal; era un edificio de cristal, y era transparente como un espejo y allí se reflejaba todo el cansancio de la ciudad; ciudad asediada por la luna.


Y  llena de gentes y de carros, de sucesos e insucesos, que me recordaban al primer Caín, asechando a el primer Abel. Conmigo se hallaban muchas personas, aunque no las conocía, jamás en mi vida las había visto.


Desde allí se podría observar con nitidez el cielo; es entonces cuando aterrada veo una luna que se torna roja
y que se va poniendo pequeñita en la medida en que se aleja.La tierra parece alejarse también y sumergirse en una oscuridad total. ¡Estoy tan aterrada!


De repente surge una estrella, siempre la veo perfilarse en las noches y brillar con mucha intensidad. Ahora, en este instante dicha estrella o planeta alumbra, se ilumina cada vez  con mayor fuerza y se apaga por instantes y, ya luego se aleja aún más, más  a una velocidad vertiginosa. En apariencia lo hace al mismo tiempo, de un modo circular y horizontal.
Mi vista vuelve a ser enfocada por el lado izquierdo y entonces vuelvo a ver la luna roja; lo inesperado sucede, luna y estrella se juntan, una explosión voraz y todo se convierte en tinieblas, y zuas...


Yo Valentina, que he visto que se ha desprendido de un hilo del cielo la luna, me hallo aún enternecida por el asombro. Yo, yo que ya se que es el uno... 
Y a su vez soy  su afirmación; espero en la soledad de mi destino, el acontecimiento total de esa realidad de ser.
Ese ser por el cual he caminado con fuerza, dejando atrás como en un teatro, sombras de cosas ; mientras me he alejado, sosteniendo entre mis manos un matinal, que al final de cuentas nunca he leído y que quizás nadie leerá jamás. 
Hacia atrás en el tiempo, quedan ellos, mientras yo me voy sumergiendo como un fantasma en un tiempo, que todavía no conozco, mi tiempo.
                   
  Beatriz Elena ©Derechos reservados

                                        BEATRIZ ELENA  MORALES ESTRADA 

Inèditos; derechos reservados...

FORMALITO RAMIREZ





La historia que van a leer, es una mezcla entre la realidad y la ficción, entre los recuerdos lejanos, perdidos de la memoria y la de una realidad tan veraz como la muerte de don Ernesto...más que todo, esta historia sucedió, cuando apenas estaba comenzando ¿creo? , la guerra por las plazas barriales. Hago anotación, que en la actualidad esto ya,  no es así.

A Formalito  Ramírez le encantaba caminar, iba despacio con la cabeza un poco inclinada hacia abajo. Llevaba un maletín atrás bien acodalado a sus espaldas, sentía a su cuerpo moverse con libertad. Algunas veces levantaba la cabeza y atisbaba hacía el cielo, le gustaba hacerlo, bien fuera en el día o en la noche. Aunque prefería hacerlo en la noche, cuando se perfilaban algunas estrellas. Esto le daba descanso a su espíritu y lo relajaba hasta lo profundo de sus huesos.
Pero según algunos cálculos extraños de Formalito, no todo lo que se veía en el cielo, eran estrellas o luceros, eran más bien satélites que las grandes potencias enviaban al espacio. Lo que tenemos arriba se decía Formalito, es pura chatarra, eso no es más que un parqueadero de satélites, bien sean rusos, norteamericanos o quizás japoneses, entre otros.
Esto a lo mejor puede traer alguna ventaja para el pequeño país en que habitamos. Porque según él, en caso de que se empezara una guerra nuclear, no la comenzarían por este país llamado Colombia, puesto que allá arriba, se encontraban guardados esos aparatos, que le servían al séquito extranjero, para vigilar a sus oponentes en caso de que se desatara esa guerra para apoderarse del mundo. Como quiera que sea, Formalito Ramírez, hacía esta deducción solo para convencerse así mismo de que la ambición humana no podía llegar tan lejos. Él más que nadie sabía que una guerra nuclear acabaría con todo el planeta.
 Pero sí, el corazón humano, se había desviado del cauce normal de la naturaleza y había desatado sus impulsos negativos hacía lo otro, el otro, lo del otro siempre es mejor o peor.
Cuando algo llamaba su atención, se quedaba extasiado, contemplativo, la mayor parte del tiempo su mirada permanecía baja, A veces Formalito sentía que sus labios se movían, balbuciendo algunas palabras que se le escapaban sin querer. Aunque se abstraía con facilidad, trataba de no alejarse de la realidad, máxime cuando en su recorrido debía levantar la cabeza varias veces para saludar a la gente que lo conocía.
En aquella ocasión Formalito, se pilló así,  mismo recordando una historia, que uno de sus pacientes le había contado; ésta brotó en su pensamiento, era un recuerdo que ese hombre tenía de su infancia. Volvió a ver las facciones de ese joven, que lo llevo a revivir aquella escena, en donde unos niños, entre cuatro y cinco, jugaban en un patio grande. A lo alto se veían las chambranas de la casa y una pared grande, en donde se encontraba una ventana de madera vieja, pintada de rojo, más allá se miraba una carretera ancha y se escuchaba  el ruido de los carros al pasar.
Los niños jugaban, reían, el joven no pasaba de los dos añitos, se encontraba descalzo, sobre su cuerpo llevaba solo una camisetica, de modo que su trasero le quedaba al descubierto. Eran aproximadamente las siete u ocho de la mañana, todo marchaba bien, hasta que sintió que algo le fastidiaba dentro de su nalguita; quiso quitárselo, pero no pudo, en eso un niño más grande que él, de unos siete años, se le acercó y le dijo; usted tiene una cosa en la nalga. Asustado porque creía  que era un gusanito, dijo ¡Quítenmelo! ¡Quítenmelo!
 Pero el niño grande en lugar de hacerlo gritó  en voz alta; veeeee este niño, tiene un pelo atravesado en el culo. Los otros niños se acercaron y se pusieron a reír.
Era un cabello largo que se había enredado en medio de sus dos nalguitas, seguramente era de su madre o de algunas de las muchachas del servicio que trabajaban allí.
Aquel joven sintió que a la burla de sus compañeritos, el suelo se hundía bajo sus pies; un pánico extraño recorrió sus huesitos de arriba hacia abajo, algo parecido a la vergüenza cubrió su carita;  huyo de allí, a ocultarse, como si eso fuera un delito. Al tocarse de nuevo, el pelo se le enredó en sus deditos y se desprendió con facilidad. Para nada esto le atormentaba en la edad adulta, todo eso hasta le parecía muy gracioso; pero en esos momentos si fue toda una pesadilla.

Formalito Ramírez trabajaba como médico, en un barrio de la ciudad. Tenía vehículo, pero prefería desplazarse a pie, esto le facilitaba un mayor trato con las personas. Como vivía cerca de allí, en una pequeña finca que le había dejado  su padre, podía disfrutar a su vez del campo y de la ciudad. Tenía variedad de clientes, pero la mayoría eran personas sencillas, de escasos recursos. Él los atendía generosamente, aun cuando no tuvieran para pagarle la consulta; se había ganado el respeto y el cariño de todos; jamás a nadie se le había ocurrido hacerle una chanza sobre su nombre y menos delante suyo.

Las personas no solamente lo consultaban para que les curara sus enfermedades físicas; sino que también lo hacían partidario de sus problemas, de sus conflictos, ellos le contaban muchas cosas. Concluyó de caminar y se dispuso a abrir su consultorio, que se hallaba situado en una calle central del barrio el tablazo. Ya lo estaban esperando varias personas, entre ellas doña Luz. ¿Hola doctor, cómo está?  ¡Bien gracias! ¿Y usted? ¿Cómo ha pasado? Adelante, sígase.

La mujer se puso,  de pie tímidamente, junto al borde del escritorio, sin atreverse a tomar asiento. Formalito terminó de abrir, se guardó las llaves y volvió a cerrar la puerta con suavidad y no sin antes hacer un guiño a sus otros pacientes, que lo miraban con ansiedad. Puso su maletín sobre una estantería de madera, dentro de la cual se observaban algunos libros bien organizados, se colocó la bata blanca que había olvidado y que se hallaba colgada detrás de la puerta; de alguna manera sabía que doña Luz, no requería de ningún tratamiento médico, su dolor si es que lo tenía, era mucho más profundo; se sentó.

Al verla de pie bastante flaca, alta, encorvada, sintió un poco de lástima por ella; se veía más reseca que de costumbre. La muerte de su esposo, de su hijo Hüber,la habían afectado en demasía, el sufrimiento en lugar de aflorar hacia afuera, se había quedado atravesado en el centro del pecho; mientras ella se sentaba, él pensaba; ¡Por Dios!, si ya casi se nos va a desaparecer. Empero sus ojos negros, agudos, mostraban un algo inconmensurable, algo así como un mar jadeante, que quería desbordarse, salir, saltar hacia afuera. A ratos y en el trascurso de la conversación, parecía también que  quería levantarse, echar a correr por las calles como una loca. Pero el delirio, se detenía, mientras hablaba, en un tono suave y de infinita resignación.

Como le parece doctor que el sábado por la mañana, mataron a la Leina. ¡Ay!  Sí; ya la enterramos, con el bebecito amarrado a los pies, a ver si con eso se nos hace por fin justicia. ¿Usted sabía, qué ella tenía siete meses y medio de embarazo? Eso decía, mientras el doctor recordaba hacía unos añitos atrás, cuando se había enterado de la muerte de su esposo. Según contaban, ella se encontraba en el balcón de la casa, que quedaba en una esquina. Cuando vio a don Ernesto Ramírez, su esposo, correr hacía la casa, le pareció ver en el rostro de él, en sus ojos que se le quedaron mirando, algo así como unas imágenes inmóviles, detenidas como un universo cósmico que estaba a punto de romperse, mientras el corazón a ella se la agitaba todo; sin comprender todavía nada, lo vio caer, miró como su camiseta, se veía como si fuera una mezcla de todos los colores. Él se puso una mano en el corazón sin acabar de morirse todavía. LA gente estaba paralizada, nadie acudió a auxiliarlo. Sin poder gritar, sin entender lo que pasaba, doña Luz en una fracción de segundo, con ráfagas intensas del tiempo, que se alargaba pesadamente, pudo ver como se le iba formando la sangre alrededor de su cuerpo, del cuerpo de su esposo. Él levanto la cabeza para mirarla, pero un hombre que lo venía persiguiendo, lo acabó de rematar. ¡Bang!  ¡Bang! ¡Bang! quedo allí quieto, tirado en el pavimento.

Ese día don Ernesto se encontraba jugando en los billares. Era un hombre trabajador, al parecer había hecho un buen negocio con unas casas que había vendido, Cuentan que lo llamaron por teléfono, un amigo le pico arrastre, lo invitó para los billares, él no quería, pero al final aceptó. Después de varias rondas,  con los tacos y las bolas, se quería ir, pero el amigo le decía; venga no se vaya, juguemos el último juego.
Los dos primeros tiros se los dieron en el pulmón izquierdo. Don Ernesto arreglándoselas,   como pudo y sin tener todavía, una percepción clara de lo que pasaba, echó a correr, para proteger a su tío Pascual, pues lo quería mucho y creía que los tiros eran para él. Pero Don Pascual le decía ¡Corra!  ¡Corra!  ¡Corra!  Ya llegando a su casa, el hombre,  le terminó de dar los otros seis tiros.
Entre el pensamiento de Formalito y la conversación de doña Luz, solo había trascurrido unos cuantos minutos.

Grey detuvo su motocicleta y se apeó junto a la gente que ya se estaba acumulando para entrar donde el doctor. Su cabello era largo, lacio, con resplandores castaños; al estar de pie se la podía observar mejor. Era delgada, pero no demasiado, alta, de ojos claros, que brillaban simpáticos, amables, sus facciones revelaban una naturaleza tranquila, pero inquieta. Camino rápido y con firmeza se dirigió  hacia la puerta del consultorio, mientras saludaba a todos, Buenos días, ¡Hola! ¡Hola! ,  a lo cual todos le sonreían.
 Entró por la misma puerta, por donde el doctor lo había hecho y luego se dirigió a la sala contigua, su mesa de trabajo estaba frente a la segunda puerta, el computador y sus objetos personales, estaban al otro lado, junto a la ventana. Había suficiente espacio y las sillas estaban acomodadas cariñosamente, para acoger a quienes se dispusieran a usarlas. 
Abrió una segunda puerta y las personas entraron, algunas se sentaron, otras en cambio se dirigieron a ella,  para comprar fichas, hacerle algunas preguntas acerca de medicinas, en fin....
De ese modo,  el doctor quedaba, resguardado, al otro lado, como oculto de los demás pacientes.
Grey era una joven universitaria, estaba terminando el último semestre en la facultad de medicina y aunque tenía grandes aspiraciones, muy en lo profundo de su ser, admiraba al doctor Formalito; lo conocía muy bien, sabía que detrás de la  sencilla apariencia,  de este hombre, se escondía un excelente médico, un maravilloso ser humano. Formalito, no solo era un médico general, se había especializado como cirujano entre otras cosas.
Luego que la señora Luz se fue, el doctor se levantó e involuntariamente ese rostro, se le quedó  atorado a la memoria, veía su cara, tenía la sensación de que algo en ella, se cerraba para el contorno externo de las cosas, parecía como si su mirada perdida, fija, extasiada en algún punto o imagen, fuera a estallar de repente, en mil partículas de polvo nuclear. Con voz tenue dijo; el siguiente, pase por favor, siéntese.

Aproximadamente hacia las seis de la tarde Grey se le acercó y le dijo; quisiera disculparme por no haber entrado por la otra puerta, pero es que olvidé las otras llaves. Este la moro  y se limitó a sonreírle,  de un modo afable. 
 Sabía que aunque era un hombre todavía joven y muy atractivo no tenía a nadie en especial, él vivía en el pasado, una mujer a la que había amado demasiado le resquebrajó todo su ser. En apariencia el asunto ya estaba olvidado, puesto que ni siquiera la mencionaba; no obstante ese silencio, era la prueba inmisericorde para Grey, de que esa mujer aún permanecía en su pensamiento. Su presencia invadía o así,  lo parecía, todos los rincones espaciales del consultorio. La ausencia de esa mujer, era lo que añadía  o quitaba días a los días de él. 

Se despidieron apenas sin mirarse, Grey prendió su motocicleta y mientras lo hacía, Formalito, se asomó a la puerta y se la quedó mirando, sonriéndole, esta sintió un vuelco en el corazón, arrancó  y se alejó de las calles del barrio, con rumbo al ciudad. A pesar de ser joven gustaba pensar en lo que veía. Esta ciudad es hermosa, sin embargo con qué facilidad pasaba del horror causado por la muerte; de tantas muertes, al embadurnamiento de los sentidos. La mayoría de las personas ya no morían de muerte natural, la guerra que se vivía en los barrios periféricos, era el devastador efecto, de una guerra por apoderarse del dominio total.
Pese a todo, esta ciudad seguía viviendo, bailando, danzando como una Babilonia impenitente y divina. Supongo que eso pasa en todas las grandes ciudades ¿No? Sus anchas avenidas, se veían tranquilas, alegres, pero los exiliados del campo adornaban los parques, niños pequeños y barrigones dormían o deambulaban en las aceras.

Después de estudiar algunos libros relacionados con medicina, Grey se acostó a dormir presa del cansancio; pasada la media noche escuchó con bastante precisión un coro de voces perfectamente sintonizado; eran voces de mujeres,  y esto era lo que decían; ¡Ángelo!, ¡Ángelo! No seas tan creído ven y ayúdanos.
 Se escuchó entonces,  una risa demoníaca, completamente clara, era la risa de un hombre, risa que encajaba dentro de un coro musical, pero infernal.
Sorprendida por el sonido de esa música extraña, ajena a su inconsciente, verdaderamente externa a la naturaleza de su ser, Grey se despertó para romper con esa conexión.
Al parecer dos mundos paralelos,  se cruzan el uno con el otro.
Se fue hacía la cocina, bebió un vaso con agua y la imagen de Formalito, se le pegó al alma, arrugándosele,  con  un sentimiento de dolor. ¿Le habrá pasado algo? ¿Y si lo llamara? No, era demasiado tarde ya ¿Con qué pretexto?
¿Por qué precisamente Grey y no otra persona, había sido el blanco, de tan extraño sueño? El doctor Formalito Ramírez en cambio aquella noche, se encontraba sereno y calmado, el frío de la lluvia se filtraba por las ventanas y le calcinaba todos sus huesos. Dejó el libro que estaba leyendo, se frotó las manos, se dirigió a la cocina, para tomarse una taza de café caliente. Una vez la hubo preparado, se sentó de nuevo en el sofá, en el que antes estuviera sentado, encendió la lámpara de la mesita, para obtener una mayor luz  y así poder leer mejor. Abrió el libro en alguna página, y leyó estas palabras; más allá de toda la somnolencia de la noche, se aclara el bosque del espejismo, en donde la infancia danzó por primera vez. En el instante mismo de la muerte, aparece el umbral condensado de la luz; allí la mirada absorta, fija, desaparece, bajo el delirio de la imagen, que es mil veces sobrepasada. Miríadas de estrellas aparecen y desaparecen, como una forma, de las formas, de las cosas, de todas las cosas. El universo físico desaparece, se extingue lentamente... Entonces todo se convierte en luz y hace su aparición el alma, bajo la forma de un resplandor blanco, blanquísimo. Entonces ella sigue vibrando con intensidad de vida, en busca de lo amado, que aún no quiere dejar.
Formalito cerró los ojos, el rostro claro y profundo de Grey apareció en el centro de su corazón, sintió el impulso de tomar el teléfono, para llamarla, para decirle cuánto, cuánto la amaba... Pero en ese momento alguien llamó a la puerta; ¡Toc! ¡Toc!  Vaciló un segundo, pero con gesto decidido, se encaminó hacia allá, para abrir. Sin duda alguien requería de sus servicios.
Un hombre joven, de facciones bien definidas, pero distorsionadas en ese momento, con la mirada extraviada, lo encaró a los ojos y sin esperar a que lo invitara a entrar, se introdujo en la cálida y acogedora salita. Se quedó de pie en la mitad, de espaldas a Formalito, que estaba aún con una mano en la puerta y la otra a lo largo de su cuerpo, sin saber qué hacer. El hombre se volvió hacía él con brusquedad.
Formalito cayó de espaldas hacía el suelo, sobre la alfombra verde. Un ruido de dos detonaciones espaciales,  fuertísimas, le rompieron el alma, que se le estalló  en mil pedazos.
En medio de la noche lluviosa, justo a esa misma hora, doña Luz gritó tan hondamente, que todo el vecindario, se despertó horrorizado.
La última página, que Formalito no alcanzó a leer decía; pero ante la instancia de la muerte y en el delirio de algunos por poseerla, la frenética
locura de esos hombres, los hace arremeter contra la vida.
Grey tomó el cuerpo amado y solo ella vio, ese tatuaje que se le formo al lado de su corazón, en forma de hojita que se ramificaba. Lo besó en la frente, mientras sentía que en sus venas la sangre parecía reventársele.
                                          
Beatriz Elena Morales Estrada©.



                                   Beatriz Elena Morales  Estrada

Historia extraída de mi librito Voces De La noche; publicado por editorial Lealon, diciembre de 2001.
Esta obra esta registrada en la unidad administrativa de derecho de autor.

 Comentario de el octubre 29, 2011 a las 4:15pm
Querida poeta, quiero expresar de nuevo las gracias, por esos comentarios suyos acerca de mis escritos; le diré que en verdad soy diferente porque desde muy niña, muy niñita puedo escuchar el sonido de las cosas y aprendí a sentirlos, a verlos  también...

 Y porque mis letras no se quedan ancladas en la queja, y porque no solo nombran, sino porque muestran, se preguntan, se interrogan, denuncian y van más allá de los cinco sentidos... Del sentido común. Gracias a usted querida poeta por albergarme en su "casa" y  por la calidez de sus palabras que traspasan el egoísmo incoloro. A esta comunidad de escritores gracias. Es por eso que le expreso mi amor, el amor que se da incondicionalmente y no solo a usted, sino a todo aquel que es capaz también de albergarlo en su coraz+ón. Veo que es usted también diferente y muy especial y merece que todos sus seres queridos, su familia, su esposo, en fin la valoren aún más.

Hasta pronto Comentario de  el octubre 28, 2011 a las 10:23pm
Gracias;porque vos siempre me miras con los ojos de tu alma, porque siempre sabes ver más allá y por eso penetras mi ser,  atreves de mis escritos... Gracias por ser una lectora constante y asidua y gracias porque una gran poeta como vos, viene  a ver  mis humildes escritos y por ese reconocimiento que me haces. Gracias Eileen Ovalle, por esta ahí. Comentario de  el octubre 28, 2011 a las 3:48pHola mi querida Bea!!! es una historia con tantos tonos que nos lleva de asombro en asombro, en otros momentos nos parte el alma, en otros no agarra un suspiro y el final, me encantó!!! yo siempre vengo a leer tus obras, porque tu, eres una persona especial, diferente, con una forma de escribir única y me encantas!!!! TE ADMIRO MILES, MI QUERIDA BEATRIZ!


miércoles, 16 de noviembre de 2011

PARA UN RECUERDO




 Dedicado a Hm
 El poema, tu amor, solo el roce de unas alas...


Todavía hoy me acuerdo de ti
tú rostro, tu  imagen clara
de aquella aula de clases
de las cosas que aprendía
Tú de pie o paseándote por el salón
tus ojos imposibles...
De nuestras miradas que se abrazaban
y se alargaban en un limite de tiempo prohibido
sí. todavia me acuerdo de ti
¡Como olvidarle!


De aquellos días de clases
de esas horas llenas de libros y de sus voces
en ti, solo por ti mi memoria esta de pie
un dios gozoso tocaba mi corazón


Y con la punta de sus pestañas
rozaba mis ojitos


Nuestras miradas
pájaros eternos
que todavía te buscan en tus pupitres
y en tu pizarròn en blanco...


Mientras que yo, no yo, solo mi sombra
se desvanece oculta detrás de ellos


tu, tu sonrisa, tu sí detenido inmóvil, mis labios apretados


sí, claro que si, todavía me acuerdo de ti
de tu amor alas de viento
que esta en el sonido del viento


y que se respira con el aire...
Asì fue;  más diáfano que este
me acuerdo de tu amor como agua eterna
que esta inmóvil, pero que corre sin detenerse
sí;  por entre las alas de un pájaro


Y que esta del otro lado de tus puertas y de tus ventanas
tu amor ,solo eso, un recuerdo
pero aún así, solo queria que tu  lo supieras

  Beatriz Elena ©Derechos reservados

                                                                   
                                                               BEATRIZ ELENA MORALES ESTRADA

Extraído de mi obrita, Silencio De Alas
Derechos reservados...

martes, 15 de noviembre de 2011

El ViEnTo


 


¡Oh! mi amor, para un momento de correr
   Y abre tus oídos pequeños...

Deja que  al menos, por un rato cese el  llanto
 La inútil  búsqueda que te aqueja

Y escucha, escucha al menos en esta hora  de segundos

 La brisa que traen las montañas...

Bien dice el refrán "no solo de pan vive el hombre"

 Deja la pena que te aqueja


¡Ay! si en mis manos estuviera la solución


Escucha amor mío, como susurra el viento

Si amor, amor mío, el viento

Entre las hondas raíces de los árboles


Un pájaro ahora es nuestro amor

Escondido entre la niebla...


Pero mira como descienden, pese a todo

Aunque con lentitud, las brisas de los vientos


¡Ay si yo pudiera quitar a toda puerta sus candados!

Derrumbarìa cada obstáculo con las manos mías

Para darte a ti, la savia de mis mejores instantes


El plenilunio a este amor nuestro, daría ya, ahora

 Ahora mismo, amor mío, ahora mismo

 A este amor nuestro

Amor que se aposenta por entre las rendijas de las puertas

Y por entre las celosías de las ventanas

¡Ay! si yo pudiera

En mi afán derrumbarìa

Tumbaría los muros que nos separan

Pero nos separan también las monedas...

Las lengüetadas de la economía


Hay amor , amor ,amor


No dejes de escuchar el viento en los rincones

Y en las rutas de las calles su  elocuente voz 


Sabes bien que yo te amooo


Más ahora cese el llanto


Y quizás en plenilunios se convierta 

Y en  la esperanza  de un nuevo amanecer

Amanecer junto a ti

Abre tus orejas, tus oídos pequeños

Y siente como se atropellan

 En las montañas, mis suspiros

Es mi amor, mi amor que no para

Ni parara jamás

Escuchalo  y siente como desciende 

Aún por encima de las casas 

Y de las anchas avenidas

 Va hacia ti, para que escuches mi mensaje

¡Ay si yo pudiera, haría que cesara ahora mismo el llanto

 Tu llanto,tu llanto y  el mio


Más no dejes que las bocas del mercado nos separen

Viento, viento, viento 

llega , llega

Arrecia pronto y siembra una esperanza


Una ternura en ese corazón que espera


El mio espera...

No dejes que se pierda


No dejes que se vaya


¡Ay! si yo pudiera...

Si al inhalar el viento

Tu y yo nos abrazaramos

Si yo pudiera ahora mismo,

Le instalaria una casa a tus ventanas

Si, no dejes de escucharlo...               

                                            
                                          Beatriz Elena  Morales Estrada


Inèditos, derechos reservados...

Myriam Teresa mena 

Sutil metáfora, de un lirismo tan blanco que no se alcanza con los sentidos físicos, es inmaterial el mensaje que contienen estas letras, un agonía de amor que se instala en los sentidos y fluye, hasta cortar la respiración. BELLO, DEMASIADO BELLO, tal como lo exige la poesía, mi felicitaciones Beatriz, gran poeta, de mirada muy humanista. Abrazos de paraíso para vos.