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lunes, 7 de noviembre de 2011

El DiAriO De VaLenTiNa PiAmOnTe






                                                                                    


   El  MuNDo En RuInAs
                                                                                                (Febrero 9 de 1986) 


Sentada en mi vieja mecedora del tiempo, he vuelto a releer mis apuntes del pasado y siento una profunda inquietud al hacerlo. Yo Valentina, yo que hace mucho tiempo, he descubierto que el mundo en que vivo es un mundo caído, yo que habito en la sombra, sin ser sombra, he comprendido también que este mundo es tiniebla y olvido.

Y es que habia olvidado que tengo los ojos del Dios vivo en mis ojos y aunque él es inmortal, yo pereceré algún día bajo el sonido lejano, sonido que me llegara de algún lugar; nunca sabré de donde vino, no lo veré quizás, pero sentiré en un segundo ilimitado mi triste destino; que es el destino de todos.
No obstante ahora casi vieja, perdida la esperanza y agitada por tristes meditaciones, espero con la fuerza de un antiguo guerrero, el fatal dia en que la luna se pondrá roja. Jámas olvidaré aquellas noches en que tuve bajo mis párpados cerrados, tan extrañas visiones y presagios. Un absurdo quizás fueron ellas ¿Pero acaso, no son absurdas las diferentes realidades qué nos acompañan? Nada de especial tienen, sin embargo, ahora que el mundo está otra vez en llamas y el oro negro acaricia los corazones y el mío es una desolación casi fatal, las recuerdo con mayor intensidad. 
Fue así como aquella noche, hallándome conversando con mi madre, sentimos ambas la necesidad de mirar el firmamento,¡Que vemos! una luna grande y extraña en creciente, como desde un paisaje lejano, quizás hasta fortuito. De repente y sin darnos tiempo de nada, todo comenzó a moverse y las cosas se fueron destruyendo ante mis ojos, las montañas se derrumbaban, caían desde su altura, todo giraba, los continentes se desaparecían, poco a poco todo tendía a la nada. La tierra , nuestro planeta, quedó en ruinas. Después ante mi asombrado espíritu, solo veo herrumbre, restos de edificios esparcidos... Entonces me pongo a llorar y lloro y lloro, lloro  con  amargura  la falta de mi madre, de mi familia , de mis seres queridos, lo que era ya no es...


Sin embargo y sin que yo lo hubiera  notado, hallábase a mi lado alguien, sin fijarme lo miro y le digo; ¿qué voy a hacer? el mundo se acabó, mi familia ha desaparecido. Entonces el ser se me acerca, me toma del brazo y me lleva hacia unas ruinas cercanas, me dice; no debes pensar en ellos, ya no existen, ya estan muertos, pero todo, todo acaba y es tan solo para comenzar de nuevo. Yo me quedé mirando, mirandolo y es entonces, cuando lo descubro, lo reparo, lela, muy lela veo sus ojos; intento acercármele pero él, me paraliza, me deja clavada en mi sitio, obligandome a mirarlo, a detenerme en su mirada sin parpadear. Siento una gran fuerza , un gran poder se apodera de mi, me lleno de mucha fuerza, ¡Jum que poder tan tenaz!  Esos ojos nunca vistos antes, son semjantes a un mar de diamantes, a un mar de cristal  y brillaban con una claridad azul de costelaciones. Escucho su voz exhortándome de nuevo  y esto es lo que me dice; no temas yo soy Dios, siento entonces un calor, un fuego muy agradable que me abraza.
Luego este ser que esta más allá de toda apreciación fisica, más allá de todo concepto banal, de lo feo o lo bonito; él es el ser, del ser  y por lo tanto me es por completo indefinible, imposible capturarlo en su esencia, parece alejarse y digo parece, porque con él nunca se sabe. Sigo contemplando las ruinas y  aún me lamento; el mundo ha desaparecido delante de mi mirada, todo, todo ha caído, escucho un ruido y me pongo alerta, al mirar veo a un pobre hombre quemado, agonizante, me pide ayuda y exhala.


La angustia vuelve a inundarme casi hasta el horror,estaba allí, en medio de ese desolado paisaje, vuelve entonces a aparecer un ser humano, si un ser humano... Con patencia suena su voz, la de él, que me dice asi; estos nuevos seres que vendrán, no sabrán nada, pero nada de lo que paso aquí, no pueden saberlo, nos toca a nosotros enseñarles, mostrarles poco a poco lo que pasó. 
Yo, que he comenzado a vislumbrar el presagio y la caída de las torres de babel, aún no salgo de mi asombro. Mis ojos desmesurados se fijan a veces en un punto infinito, cuando el sol entra por un costado del tejado y se allega al patio de mi casa, formando rayos y puntos de luz imprecisos; que aún no acabo de comprender, pero espero con ansiedad, el cumplimiento cabal de mi afortunado o desafortunado destino.
                                             BEatriz Elena M E


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